Añade insectos a tu dieta: son mucho más que proteínas

Mercado callejero de insectos comestibles en Tailandia.
Mercado callejero de insectos comestibles en Tailandia.
Takoradee / Wikipedia
Mercado callejero de insectos comestibles en Tailandia.

Los insectos han llegado (a nuestra despensa) para quedarse. De hecho, ya más de 2.000 millones de personas en todo el mundo los consumen. En países como México, Tailandia o China llevan muchos años incluyendo estos bichos en sus dietas.

Pero es inevitable: a la hora de comer insectos en Europa tenemos muchos prejuicios debido al rechazo cultural. Pese a la insistencia de muchos, los insectos siguen siendo una rareza en nuestra dieta. Pero se van a ir haciendo un sitio.

Sus virtudes son muchas. Los insectos comestibles son mucho más que fuente de proteínas. Son buenos por su alto contenido de proteínas y vitaminas (A, B y C). Además, son ricos en fibra y aportan al organismo de magnesio, calcio y zinc.

Por otra parte, incluir insectos en nuestra dieta ayuda a disminuir la probabilidad de contraer enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar, la salmonella o la infección por E. Coli.

Lo último sobre sus beneficios lo cuenta un estudio español, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL, UAM-CSIC), que muestra que los insectos comestibles –como el gusano de la harina o el grillo doméstico– son fuentes de compuestos bioactivos.

Más antioxidantes y menos grasas

En concreto, el trabajo muestra cómo a partir de dichos insectos es posible obtener extractos concentrados en compuestos de naturaleza química muy diversa, tanto antioxidantes como inhibidores de la enzima responsable de la digestión de las grasas.

Así que comer insectos puede mejorar el estado oxidativo de los tejidos. Esta mejora "está altamente relacionado con una mejora del estado de salud y la prevención en el desarrollo de determinadas patologías. De ahí el interés en hallar nuevas fuentes comestibles ricas en compuestos antioxidantes”, explica Joaquín Navarro del Hierro, coautor del estudio.

Además, comer insectos inhibe la digestión de los lípidos. "Esta actividad inhibitoria contribuiría a una reducción en la absorción de los lípidos de la dieta, lo cual es de interés frente a problemas de salud como niveles elevados de triglicéridos o colesterol en sangre, así como sobrepeso u obesidad", detalla Diana Martin, directora del trabajo.   

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