Amador Mohedano: el hermano de Rocío Jurado que busca una nueva vida

  • Este fin de semana concedía su entrevista más sincera; para algunos fue una 'vendetta' o una traición.
Amador Mohedano, en una imagen de archivo.
Amador Mohedano, en una imagen de archivo.
GTRES
Amador Mohedano, en una imagen de archivo.

Amador Mohedano es el personaje de la semana tras reaparecer en televisión después de cuatro años en silencio. El hermano de Rocío Jurado concedía este fin de semana su entrevista más sincera. Una charla que, para algunos, fue más bien vendetta o traición al arremeter sin piedad contra su sobrina, Rocío Carrasco, y el marido de esta, Fidel Albiac. Consciente de que ya nada volverá a ser como antes, Amador abría la caja de los truenos y daba vida a fantasmas de un pasado casi olvidado que, tal vez, pueden degenerar en conflictos realmente inflamables. Y es que apellidarse Mohedano no es cuestión baladí. Y mucho menos haber sido el hermano de 'la más grande' y su representante artístico.

Nadie duda de que Amador consiguió posicionar a su hermana como una de las referencias en la industria musical. Supo aprobar, discutir e incluso rechazar con solvencia proyectos que no favorecían a la artista. Tuvo ojo clínico para decidir cuándo y cómo debía embarcarse en según qué asuntos. Lo hizo con seguridad y convencimiento. Amador dio grandes alegrías a su hermana, pero también le provocó importantes quebraderos de cabeza. Quizás porque, si bien era un gran hacedor de estrellas, como gerente o contable no era tan brillante. Más bien todo lo contrario. Las deudas con las administraciones, los impagos en tiempos y los problemas contractuales hicieron que Rocío pusiera el grito en el cielo en más de una ocasión.

Los fortísimos enfrentamientos nunca hicieron que la sangre llegara al río. A pesar de los embrollos en los que se vio envuelta, siempre le compensó tenerle a su lado. Nadie como él entendía sus necesidades y luchaba por mantenerla en el pedestal del que no la bajó ni en su dura y amarga lucha contra la enfermedad. Amador tuvo entonces una actitud tan admirable como generosa con los medios de comunicación. Nunca faltó la información acerca de la lucha que la Jurado mantenía contra el cáncer de páncreas que apagó su voz para siempre. Los viajes al extranjero tampoco hicieron que pusiera remilgos al abordar las llamadas telefónicas ni las peticiones de los periodistas.

El día 1 de junio de 2006 marcaría para siempre su futuro. La muerte de Rocío Jurado sumió a Amador en una profunda depresión. Con su adiós no solo se iba una de las personas fundamentales en lo sentimental, sino también en el terreno profesional. De la noche a la mañana su teléfono dejó de soñar. Lo apartaron de la primera línea y, aunque probó suerte llevando la carrera de su propia hija, Rosario Mohedano, todo esfuerzo resultó en vano. La proyección televisiva de su mujer, Rosa Benito, en el programa de las tardes de Telecinco hizo que sus asuntos íntimos se convirtieran en noticia.

Empujado por las circunstancias, por aquel entonces Amador llegaría a confesar en televisión que había mantenido escarceos extramatrimoniales. Todo lo que ocurría en su vida se convertía en noticia. Las peleas familiares, las discusiones matrimoniales y la separación definitiva lo llevaron al colapso. Amador anunció, incluso, demandas para intentar frenar una campaña de desprestigio que, como un huracán, se llevó por delante su tranquilidad y su reputación. Los escándalos dieron paso a los problemas económicos. Los embargos pusieron en jaque, incluso, los bienes heredados y Amador probó suerte con negocios que resultaron totalmente ruinosos.

Jubilado y apartado forzosamente del museo homenaje a su hermana que se inaugurará próximamente en Chipiona (Cádiz), la relación sentimental que mantiene con Jaqueline, su última novia, atraviesa momentos convulsos. Todo hace sospechar que su intención es reconciliarse con Rosa Benito. Y ella está por la labor. Es posible que sea el inicio de una nueva vida. ¿La última?

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