Los forenses propuestos como peritos en el juicio que se celebra en la Audiencia de Granada contra un hombre que mató a su compañero en un cortijo de Churriana de la Vega han declarado hoy que el acusado, que padece un trastorno mental, sabía el daño que hacía, aunque "totalmente condicionado por su realidad".
Durante la segunda sesión de la vista oral, en la que un jurado popular juzga a Juan G.R., que se enfrenta a una petición fiscal de 15 años de prisión por un delito de asesinato, los forenses que le reconocieron han dicho que recordaba y fue consciente de los hechos, aunque dentro de una percepción de la realidad "distorsionada".
En este sentido, han considerado que el procesado conocía "muy bien" cómo y a quién le hacía daño cuando ocurrió el crimen, pero anteponía su propio peligro -pensaba que había un complot en su pueblo para matarle- a salvar la vida de la persona fallecida -Alberto R.G., de 74 años-, que él mismo consideraba su "protector".
Durante el juicio, que mañana podrá quedar visto para veredicto tras la declaración de más peritos y la fijación de conclusiones e informes, han comparecido además los forenses que practicaron la autopsia al cadáver de la víctima, y que han destacado la gran contundencia de los golpes que recibió, tres de ellos mortales.
Como testigo ha declarado el vecino que le estaba haciendo la obra en el cortijo, quien ha asegurado que un mes antes del crimen Juan G.R., que hasta entonces había sido un persona "normal", inició comportamientos "extraños" como construir un mausoleo de piedra cerca de su vivienda guiado, según le comentaba, "por los dioses".
"Comenzó a obsesionarse con que había un complot para quitarle sus tierras y su cortijo", ha dicho este testigo, declaración a la que se ha sumado la de la hermana del procesado, quien tras lo ocurrido -durante una vista a la cárcel- encontró a una persona "totalmente irreconocible y eufórica".
Ayer, Juan G.R. aseguró que, de haber estado en su "sano juicio", nunca habría acabado con la vida de su compañero, argumentando que no tenía ningún motivo y que para él la víctima era además "el padre que siempre habría querido tener".
En su escrito de acusación provisional, la Fiscalía aprecia la atenuante de trastorno mental transitorio del acusado, para el que también solicita, además de 15 años de prisión por asesinato, que indemnice a cada uno de los cuatro hermanos de la víctima con más de 16.000 euros -64.409 euros en total-.
La defensa sostiene por su parte que los hechos constituyen un delito de homicidio imprudente y solicita la libre absolución al considerar que actuó con las capacidades totalmente alteradas.
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