«Estoy ingresado desde hace tres meses porque tengo llagas en el cuerpo. Desde que estoy aquí no ha venido nadie a visitarme», se queja amargamente Josef a 20 minutos. Como él, cientos de enfermos en muy mal estado de salud conviven en el Hospital Doctor Moliner, enclavado en pleno corazón de la Sierra Calderona. «Ayudamos a la gente y recibimos mucho más que damos», cuenta Paco Tomás.

Él, junto a otras quince personas, trabajan de voluntarios en este hospital ofreciendo su apoyo a personas a las que ya les quedan pocas esperanzas de vida o que están pasando por una época especialmente mala. Están divididos en dos grupos que acuden semanalmente al centro una vez al día para ofrecer sus servicios.

Cada enfermo al que visitan tiene una ficha o historia, y en ella reflejan cómo lo han encontrado, qué actividad han realizado y si hay algún dato que pueda considerarse de interés. "Tratamos de potenciar y reforzar la parte espiritual, para que los enfermos no se queden solos en los últimos días o meses que les pueden quedar de vida. Sólo queremos que en el caso de que se tengan que ir, lo hagan teniendo un apoyo y alguien a su lado», prosigue Paco.

Taller de manualidades

Además de ofrecerles un hombro en el que se puedan apoyar, también se les ofrece la posibilidad de realizar talleres de manualidades que el pasado año fue asumido por el propio hospital como suyo, dada la gran aceptación que tiene. Lo que hacen ahora los voluntarios es animar a los pacientes a que asistan. Otras de las actividades que realizan con los enfermos es comentar revistas para que no pierdan de vista la actualidad, así como tratar de conocer su historia, su situación anímica y sus expectativas en momentos tan duros.

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