Loli está muy triste porque han nominado a sus dos amigos. "Creo que aquí no se nomina a la gente por los problemas que tengas con una persona sino jugando", afirma.
Así que Iván se dedica a preguntarle a sus compañeros a cuáles fueron sus nominados en la gala del martes. Muchos se arrepienten de la decisión que tomaron y otros, simplemente, no se atreven a dar la cara. La solución a la encerrona está clara: mentir.
Los concursantes ya tienen claro que hay otra casa, pero ¿quedan los otros inmunes de las nominaciones? Para Mirentxu "esto es como creer en el otro mundo" porque nadie les explica nada.
Durante la cena, los habitantes de la casa 1 planean hacer un pacto para salir todos nominados y que el público decida quiénes se van a la casa 10.
Unidos de pies y manos
Algo que marcará la convivencia esta semana será la prueba semanal. En la casa 1, cada concursante deberá estar día y noche atado por los tobillos a un compañero. Sólo se podrán desatar para superar distintas pruebas físicas en un circuito.
En la casa 10 tienen una prueba similar. Una sofisticada pulsera solar les mantendrá unidos, pero no pueden sobrepasar un límite de dos metros. Sólo podrán desatarse cuando vayan al baño, pero con el tiempo contado.
Los problemas surgen a la hora de meterse en la cama. Nadie quiere dormir con Mirentxu en la casa 1 y Gema, metida en su papel, finge que le molesta tener que dormir con Carlos F ., su marido.
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