El reciclaje en España está gestionado por organizaciones sin ánimo de lucro, cada una de ellas dedicada a residuos concretos. Su presencia en España se hizo vital cuando, en 1997, la ley hizo necesario costear el sistema del reciclaje y, bajo el principio de “quien contamina paga”, obligó a las empresas a pagar por el coste del reciclaje de los productos que ponen en el mercado. Así aparecieron organizaciones que actúan como “árbitros” del reciclaje, coordinando a todos los actores que forman parte del ciclo del reciclaje para que este sea efectivo.
Décadas después, la cadena del reciclaje cuenta con multitud de factores y agentes implicados para que los residuos tengan el mejor final posible. Repasamos algunos datos que quizá no conocías en torno al mundo del reciclaje.
¿Quién gestiona el reciclaje?
El sistema de reciclado en España comparte código, características y hasta colores. Detrás de esta gestión se encuentran organizaciones ambientales sin ánimo de lucro. De esta forma, se garantiza que estas organizaciones encargadas de coordinar el reciclaje no tengan, por ley, beneficio alguno. Esto hace que su actividad se centre totalmente en evitar que los residuos reciclables acaben en los vertederos, asegurando que su camino desde los contenedores o puntos de recogida hasta su reciclado final se desarrolla de forma correcta.
Y es que la misión de estas asociaciones pasa por gestionar el coste de cara a la correcta gestión de cada residuo, asegurar el control de las diferentes fases por las que pasan los residuos (recogida, transporte, clasificación…), garantizar la presencia de los contenedores para su recogida selectiva y realizar acciones de sensibilización y divulgación entre la ciudadanía para la correcta gestión de esos residuos.
¿Cuáles son estas organizaciones?
Se conocen como SCRAP (siglas de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor), pero cada una cuenta con un nombre propio y un tipo de residuos específico del que se encargan. Las pioneras en España fueron Ecoembes y Ecovidrio, y en la actualidad se han sumado más de una decena. Estas son las principales organizaciones que operan en la actualidad.
Ecoembes: Desde 1996, esta organización sin ánimo de lucro gestiona los contenedores amarillo y azul. Dedicada al reciclaje y el ecodiseño de envases, dan una segunda vida a envases de plástico, latas, briks en el contenedor amarillo; y envases de papel y cartón, en el contenedor azul.
Ecovidrio: Fundada en 1995 y en funcionamiento desde 1997, gestiona el contenedor verde, destinado a los residuos de envases de vidrio. Además de este hecho, y como Ecoembes, desarrolla una actividad de sensibilización social y prevención extendida por toda España.
Sigre: Iniciativa iniciada en 2001, es la respuesta de los laboratorios farmacéuticos, las farmacias y el resto del sector para reciclar sus productos de acuerdo a la Ley 11/97 de Envases y Residuos de envases. Desde entonces se hace cargo de los envases de fármacos y ofrece el tratamiento adecuado a los restos de medicamentos depositados en el punto Sigre.
Ambilamp: Fundada en el año 2005, Ambilamp es una asociación sin ánimo de lucro dedicada a recoger y tratar residuos de lámparas y luminarias en colaboración con las principales empresas de iluminación.
Signus: Es el principal sistema integrado de gestión de neumáticos usados en España; promueve y gestiona, desde el año 2005, el reciclado de los neumáticos fuera de uso.
Sigaus: Creada en el año 2007, esta organización procesa y gestiona los aceites usados procedentes de vehículos, maquinarias industriales y procesos productivos.
¿Cuándo empezó el reciclaje en España?
Aunque parezca que lleva con nosotros toda una vida, lo cierto es que el reciclaje en España empezó hace relativamente poco. Sus comienzos están marcados por la Ley de Envases (11/97). El 24 de abril de 1997 entró en vigor con el objetivo, según recoge en el texto oficial, de “prevenir y reducir el impacto sobre el medio ambiente de los envases y la gestión de los residuos de envases a lo largo de todo su ciclo de vida”.
Desde aquel momento, y bajo el principio “quien contamina paga”, son las empresas que ponen los distintos productos en el mercado las que se encargan económicamente de su reciclaje cuando estos se convierten en residuos. Las SCRAPS, es decir, las organizaciones sin ánimo de lucro que coordinan cada sistema de reciclaje, se encargan de gestionar esos ingresos para garantizar que cumplen ese objetivo.
Cada vez que compramos un producto, sea un envase, un medicamento o una rueda, la empresa que lo ha puesto en circulación paga a su vez para asegurar que esos residuos son gestionados de forma correcta al final de su vida útil.
¿Qué papel tiene la tasa de basuras que pagan los ciudadanos?
El papel de la tasa de basuras es clave para gestionar otro tipo de contenedores: el gris y, de existir, el orgánico. En el caso del resto de contenedores (amarillos, azules y verdes), son las empresas las que pagan su recogida y gestión.
En el caso de los contenedores de colores, el papel de los ayuntamientos sigue siendo clave: se encargan de recoger los residuos que se generan para, posteriormente, trasladarlos a la plantas de selección o recicladores correspondientes.
¿Cómo sé si una empresa sigue esa ley?
Para comprobar que un envase está cumpliendo la Ley de Envases, basta con buscar en él un símbolo con dos flechas formando un círculo. Este símbolo, denominado Punto Verde, sirve para marcar los productos que han de ser depositados en los contenedores amarillo, azul y verde, e indica al mismo tiempo que la empresa cumple la ley y paga por su reciclaje.