El cuerpo se encontró "bien enterrado", dentro de una maleta, en una casa de adobe en Tariego de Cerrato (Palencia), la localidad natal del presunto homicida.

La Policía, a raíz de la denuncia por desaparición, encontró "bastantes restos de sangre" en la vivienda que compartía con otra mujer.

Pudieron observar, además, que alguien había llevado a cabo una limpieza exhaustiva de suelo y paredes.

Las indagaciones les condujeron hasta la última persona en verla con vida el 12 de septiembre, el ahora detenido, que en un primer interrogatorio incurrió en varias contradicciones en sus respuestas.

Finalmente, el pasado sábado lo detuvieron, pero hasta el domingo no confesó y llevó a la Policía hasta un descampado con una caseta de adobe, en cuyo interior se encontraron (enterrados dentro de una maleta) los restos de la joven.

El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, no presentaba signos de haber sufrido agresiones, ni sexuales ni con ningún tipo de arma. Eso sí, habrá que esperar a los resultados del análisis forense.

El autor confesó que había trasladado el cuerpo hasta allí en un coche de alquiler, donde la policía también ha encontrado restos de sangre.

Al parecer, según las declaraciones del detenido, todo se desencadenó tras una discusión debido a que ella quería romper la relación amistosa que mantenían.

Los padres de esta joven de origen nigeriano, aunque nacionalizada española, denunciaron su desaparición ante el Cuerpo Nacional de Policía el día 12 de septiembre, después de que no lograsen localizar a su hija en su domicilio del barrio de Parquesol, un apartamento ubicado en la calle Manuel Silvela a donde se mudó hace un año.

El cadáver ha sido trasladado al tanatorio de la capital palentina, donde se le practicará la autopsia a lo largo del día de hoy.

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