Miles de ovetenses se encargaron de echar por tierra las previsiones de los más agoreros, de los que aseguraban que «volvería a ser unSan Mateo pasado por agua». Contra todo pronóstico meteorológico, ayer, Día grande de las fiestas, la lluvia concedió una tregua y regaló una de las jornadas más multitudinarias del programa mateín.

La tradición y el bollo preñao y la particularidad de que hoy es día festivo, hicieron el resto.

Desde primera hora de la mañana, miles de personas hicieron cola en la plaza de España para recoger los bollos, más de 23.000, y las botellas de vino de la SOF. Otros, en las panaderías y confiterías. Y lo de comerlos, como siempre, fue en gustos. En el Campo San Francisco, en casa, en la finca, en una terraza...Lo que no se degustó pero, como cada año, tampoco faltó el 21 de septiembre fueron las paxarines, amuleto para proteger los hogares de los rayos y tormentas.

«Muy satisfecho» y doblemente feliz lo estaba el Alcalde que ayer celebraba el «santo de su nietín, Mateo». E igual de «contento» pero «algo decepcionado» parecía José Suárez Arias Cachero, edil de Festejos, quien agradeció el civismo de los ciudadanos y la climatología. Sin embargo, suspendió a los responsables de los chiringuitos y les instó a «renovarse estáticamente,a reinventarse y a no ser meros expendedores de alcohol que no han sabido atraer a la gente del botellón». Sobre los ‘incondicionales de la calle', el concejal de Festejos criticó también a los que «orinan en las calles».

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