“Han dejado de venderse los cestos de mimbre, las bailarinas y los toros”, explica Juan José González, uno de los vendedores de tiendas de recuerdos. “En su lugar tienen mucha demanda ahora los productos alimenticios típicos”, asegura a la vez que sentencia que “lo que se mantiene invariable son las camisetas, los acueductos en pequeño o las armas de miniatura”.

Al igual que ocurre en Toledo, uno de los recuerdos típicos que suelen llevarse los turistas es alguna de las espadas que reproducen las que se exponen en el Alcázar junto con las armaduras de hierro. Sin embargo, tal y como ocurre en la capital del Tajo, se impide a los viajeros que accedan a los vagones con este tipo de souvenir.

De acuerdo a la normativa avalada por el Ministerio del Interior, se les ofrece la devolución de su billete y se les informa de otros medios de transporte, aunque la mayoría opta por abandonar el regalo en la propia estación; entre otras cosas porque es lo más conveniente económicamente, una vez que se encuentra a punto de embarcar.

Probido acceder a los trenes

Adif decidió prohibir el acceso de usuarios con espadas tras recibir protestas de viajeros por la presencia de este tipo de objetos en los vagones. De acuerdo con la normativa, no está permitido que se introduzcan armas en los trenes, con tres excepciones: armas de fuego sin munición cuyo propietario tenga la correspondiente licencia y la guía del arma, viajeros con licencia de armas B (como escoltas) y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que así lo acrediten.

Pese a que en las últimas semanas se decidió cambiar la norma en el caso toledano y añadir una excepción por la que se permitía a los turistas viajar con las réplicas de espadas si mostraban el comprobante de compra del ‘souvenir’, el pasado mes de julio el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) decidió suprimir la excepcionalidad.

Los vendedores de recuerdos de Segovia sostienen que ellos advierten a los compradores de que no pueden acceder al AVE con armas blancas, aunque sea de recuerdo o de ornamentación. Pero no garantizan que todos cumplan con la advertencia. En definitiva, las espadas se convierten en recuerdos que los turistas deben dejar olvidados al poco tiempo de su compra, en muchas ocasiones, en las papeleras de la propia estación.

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