Ayer se vivieron momentos de tensión cuando llegó el féretro con los restos mortales del padre de la niña. Dos agentes tuvieron que intervenir porque algunos asistentes golpearon el ataúd gritándole "asesino". El padre de Sara sufría una depresión por la crisis que atravesaba la pareja. Avisó por teléfono a su mujer de lo que iba a hacer, pero cuando ella alertó a la policía ya era demasiado tarde.
Una vecina del barrio donde vivía la familia, María del Carmen, explicó que lo sucedido le ha "sorprendido mucho", porque el hombre "parecía una buena persona". El hombre, de "aspecto robusto", era un "padrazo", dijo otra vecina de la zona. Para esta mujer, el matrimonio "era muy agradable" y "muy buenas personas". Muy apenada, recordó con tristeza a la niña, que era "una monada, rubita y simpática", jugando con un patinete en la calle.
Concluyen la investigación
Los Mossos d'Esquadra han concluido la investigación sobre este suceso, y el juez de Santa Coloma de Farners que lleva el caso ya ha recibido las diligencias policiales y ha levantado el secreto de sumario. Por ello, se concluye que no hay ninguna tercera persona implicada en el suceso, según explicaron fuentes policiales. Los Bomberos de la Generalitat encontraron los cadáveres sobre las 13 horas del domingo, y los Mossos d'Esquadra abrieron inmediatamente una investigación para esclarecer las causas de la caída del padre, de 46 años, y su hija, de seis años.
Según explicaron fuentes cercanas al caso, el hombre, de origen holandés y vecino de Sabadell (Barcelona), y su hija desayunaron en el Restaurante Santuari de El Far. Unos motoristas que habían ido al mirador vieron cómo el hombre "saltaba solo", y algunos testigos apuntan a que primero había tirado a su hija.
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