Con más de un cuarto de hora de retraso comenzaba en la Sala Cibeles, la más amplia de las pasarelas habilitadas en la Cibeles Madrid Fashion Week, uno de los desfiles que se prolongaría más tiempo: el de los andaluces Victorio y Lucchino.

Si bien el show contó por lo general con cortes correctos pero con pocas novedades -trajes sastre rectos para ellos en tonos claros -azules y beis-, con pantalón largo o bermuda y chaleco; vestidos ceñidos para ellas por encima de la rodilla, o bien sueltos y con elásticos a la altura de las cadera- también contó con detalles y momentos brillantes.

En cuanto a las prendas femeninas, hay que destacar las telas doradas con caídas juguetonas en los vestidos de noche, los detalles flamencos de flecos en las colas de los trajes de noche con festones fruncidos y los peinados de las modelos, todavía húmedos y retorcidos como si se tratara de sirenas -un tanto ojerosas- recién pescadas.

Sin embargo, fue la colección masculina la que presentó la propuestas más audaz: una elegante y resplandenciente sastrería en tonos plata y perla que pretendía provocar efectos ópticos mediante juegos de brillos.