El mes del ayuno y la oración, el ramadán, ha comenzado esta semana para los 6.000 musulmanes que hay en Córdoba, según la Junta Islámica, aunque según el Centro Cultural Islámico Fátima Masumah, en diversas épocas del año se puede incluso duplicar ese número, porque muchos de ellos son marroquíes que vienen a trabajar al campo.

La Junta Islámica calcula que 500 son musulmanes conversos que se han pasado de otras religiones al Islam. El presidente de este colectivo, Mansur Escudero, expone que en la actualidad hay una gran afluencia de musulmanes de origen árabe en Córdoba, aunque no cuenta con datos concretos sobre el incremento que se ha producido en años anteriores.

Además, señala que “no hay que confundir lo árabe con lo musulmán”. Muchos de los musulmanes celebran las noches del ramadán en familia y con los amigos en la única mezquita operativa en la ciudad, según la Junta Islámica, que es la de Al-Morabita, en los Jardines de Colón.

En la provincia también está activa la de Almodóvar del Río, gracias a la numerosa comunidad islámica que vive allí.

Comer por la noche

“El ramadán es recuperar antiguas costumbres como el ayuno en la cuaresma de los cristianos”, dice Escudero.

Lo más significativo de estos 30 días, que varían según el año y las lunas, es que no se puede comer, beber, ni tener sexo, durante las horas que luce el sol, por lo que los practicantes comen antes del alba y no vuelven a ingerir nada hasta la noche.

Una de las comidas más típicas de este mes, el noveno para los musulmanes, es la jarida, que es un potaje con cordero y legumbres. Los dátiles, la fruta y los pestiños cierran el menú. “El ramadán recupera el valor de la familia y del encuentro con los amigos”, afirma Escudero, que añade que “los beneficios se ven rápidamente porque te sientes mejor y con más ganas y tiempo para trabajar”.

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