El primer edil insistió ayer en que los dos centros de acogida de menores sean retirados de «los dos patrimonios de la humanidad de la ciudad», en el Albaicín y en las proximidades de la Alhambra. Asegura que están «dando una mala imagen de Granada a todos los que nos visitan» y dice que cuando un turista sufre un tirón o una agresión se convierte en «un malísimo embajador de Granada en su país».

Además, indicó que la Junta dispone de más de 84.000 metros cuadrados de superficie en inmuebles, «por lo que tiene muchísmos sitios donde poner colegios mucho mejores que los que hay ahora en Granada».

Pero el Gobierno autonómico no está por la labor. La delegada de la Junta de Andalucía en Granada, Teresa Jiménez, afirmó que los centros de menores permanecerán en su ubicación actual.

«Insolidario»

Jiménez acusó al alcalde de ser «insolidario e irresponsable» al identificar a los jóvenes inmigrantes con la delincuencia y le recriminó por sembrar un clima de inseguridad ciudadana alrededor de estos dos centros de acogida.

La delegada recordó que los menores asistidos no están en régimen de reclusión y que «son niños que entran y salen como otros cualesquiera. Necesitan ser tutelados y sus derechos deben ser respetados».