La Policía de Bangkok ya dispone de las órdenes judiciales para arrestar, acusados de rebelión, a los líderes de las
protestas antigubernamentales que
ocupan el palacio del Gobierno por segundo día consecutivo. Los manifestantes, unos 10.000, continúan allí con discursos y celebrando en una ambiente festivo. Dicen que no se irán de la sede gubernativa hasta que el primer ministro, el
ultraderechista Sundaravej dimita.
A los imputados se les acusa de
rebelión, conspiración para incitar a la rebelión, conspiración con más de diez personas para alterar el orden público y desacato a las autoridades.
La mayoría de ellos milita en la Alianza, que lleva desde mayo con
continuas movilizaciones en las calles para obligar a dimitir a Sundaravej, que consideran un testaferro del ex gobernante
Thaksin Shinawatra, en la actualidad
en el exilio prófugo de la justicia.
El
Tailandia concedió una audiencia al primer ministro y le pidió que aplicase la ley con "
extremado cuidado, con flexibilidad y gentileza", según la versión a la prensa del propio Sundaravej.
El jefe del Ejecutivo, que lleva
dos días sin poder sentarse en su despacho oficial y ha tenido que buscarse una oficina temporal, ha descartado declarar el estado de excepción.
El dirigente explicó a la prensa extranjera en Bangkok que los manifestantes
pretenden provocar un golpe de estado militar como el que el
19 de septiembre de 2006 depuso a
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