El Ayuntamiento de Madrid pretende instalar (todavía le falta la autorización de la Delegación del Gobierno) un sistema de videovigilancia en la Plaza Mayor para incrementar la seguridad en este punto y sus inmediaciones, «pero sin vulnerar el derecho a la intimidad de todo ciudadano». Con este sistema, quiere terminar con los carteristas y vendedores del top manta. Para su instalación gastará 165.000 euros.

Este proyecto, que podría estar operativo dentro de un año, ya es una realidad en el barrio de las Letras, donde se han colocado cinco cámaras para controlar el acceso de los coches. En la Plaza Mayor, la iniciativa ha sido impulsada por los vecinos y comerciantes de la zona, según informó ayer el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.

Sin vulnerar la intimidad

Para garantizar el derecho a la intimidad, las cámaras evitarán el visionado de las fachadas de las viviendas y de otros edificios públicos. Las 26 máquinas tendrán diferentes emplazamientos: las 14 fijas se instalarán en los accesos a la Plaza Mayor; ocho móviles, en las galerías que rodean su perímetro; y las cuatro restantes se repartirán por el interior.

El Ayuntamiento asegura que las imágenes grabadas se guardarán sólo durante una semana. En caso de que contengan información sobre un delito, se entregarán a la autoridad judicial.

Alegales, a miles

Miles de cámaras vigilan a los madrileños desde edificios oficiales, bancos o centros comerciales, pero no están reguladas, como publicó 20 minutos el 29 de junio. Sólo 12 cámaras de las miles que hay en la capital (unas 10.000 en entidades bancarias, 2.000 en el Metro, 90 del Ayuntamiento...) están reguladas por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Son las que custodian desde 2002 el Museo de Escultura al Aire Libre del paseo de la Castellana.