El caso de Fernando, que se tuvo que encerrar el viernes en un concesionario de la ciudad harto de que no le reparasen su vehículo, es sólo un ejemplo de los continuos abusos que sufren los ciudadanos cuando tienen que arreglar el coche o cuando compran uno.

De hecho, cada día tres vallisoletanos acuden a la sede de la Unión de Consumidores (870 en 2007) y otros dos a la Oficina Municipal del Consumidor (752 el pasado año) para intentar asesorarse tras haber sufrido algún atropello por parte de los talleres."El problema es que suelen estar bien asesorados y al ciudadano sólo le queda la posibilidad de acudir a

Pocas reclamaciones

Por eso, de todas las quejas recibidas, sólo se convirtieron en reclamaciones formales a través de la UCE una de cada tres (276), y una de cada seis de las gestionadas por la OMIC (148).

Entre los problemas más generalizados que se suelen dar destaca el incumplimiento de las garantías por parte de los vendedores y talleres de los vehículos.

«El último caso que me he encontrado ha sido el de un ciudadano extranjero al que sólo le habían dado seis meses de garantía», indica Prudencio Prieto. «Se excusan en que como lo ha firmado. ¡Mire! usted está abusando de él», subraya.

Otros excesos que se cometen son el incumplimiento de presupuestos o la falta de facturas.

Fernando

Compró un coche de gama alta y al mes ya le dio problemas.

De arreglo en arreglo le ha caducado la garantía y Seat se negó a cambiarle el motor.

El jueves se encerró en el taller y llamó a la prensa. La empresa ha rectificado de inmediato. Le pondrán un motor nuevo y le darán dos años más de garantía. «Estaba harto. Si no hago esto no me hacen ni caso. Sólo me habían dado un coche de sustitución de gama baja, Un Ibiza», aclara.

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