Con tres breves y lacónicos "sí", Garcia ha aceptado los hechos que se le imputan, y se ha mostrado conforme con una pena de 15 años de prisión, cinco años más de lo que pide su defensa, y ha aceptado que se le imponga un alejamiento indefinido de la familia de la víctima. El crimen tuvo lugar en el domicilio de la pareja el 6 de agosto de 2006. García clavó más de una veintena de puñaladas a su compañera y se deshizo del cuerpo enterrándolo en un paraje boscoso cerca de Sant Sadurní de l'Heura.

El procesado, Jordi García, autor confeso de los hechos, se enfrenta a 20 años de prisión por un delito de asesinato y a una indemnización de 660.000 euros a los familiares más directos de la víctima. La defensa de García pide en su escrito que se le condene a 10 años de prisión. Esta parte califica los hechos de homicidio y concreta que, en el momento del crimen, "el procesado se encontraba bajo los efectos de una importante alteración psíquica".

Ante esta situación, la fiscalía y la acusación particular han renunciado a hacer más preguntas -y también su abogado defensor- y el juicio se ha pospuesto hasta este martes a las diez de la mañana, con una reducida presencia de testigos, miembros del cuerpo de Mossos d'Esquadra, forenses y peritos judicials.

Los hechos

Este caso se remonta al 29 de agosto del 2006 cuando unos buscadores de setas descubrieron el cadáver de una mujer en un paraje boscoso de Sant Sadurní de l'Heura. El cuerpo estaba envuelto con ropa de cama y bolsas de basura. Dos días más tarde, los Mossos d'Esquadra detuvieron al compañero sentimental de la joven, vecina de Caldes de Malavella.

El hombre, Jordi García, confesó haber matado a la chica durante una discusión. La acusación pública indica que el procesado cometió el crimen el día 6 de agosto, entre la una de la madrugada y las diez de la mañana. Sostiene que el acusado atacó su pareja cuando estaba en la cama y se encontraba indefensa. Le clavó 26 puñaladascuchilladas y un golpe que la mató. Envolvió el cuerpo y lo enterró a las Gavarres.

Después, Jordi García se deshizo de pruebas como el colchón manchado de sangre, la documentación de la chica y el arma del crimen. Además, hizo creer a la familia de la víctima que la chica había abandonado el domicilio después de una discusión.

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