Intentó quitarse la vida, se arrepintió, provocó 11 muertes y podría ser ejecutado

  • Juan Álvarez causó en 2005 el descarrilamiento de tres trenes en Los Angeles al intentar suicidarse.
  • Un tribunal lo ha declarado culpable de once homicidios.
  • La acusación cree que Álvarez mintió sobre sus intenciones suicidas.
Juan Álvarez durante el juicio que se ha seguido contra él en Los Angeles (EFE).
Juan Álvarez durante el juicio que se ha seguido contra él en Los Angeles (EFE).
BOB CHAMBERLAIN / EFE
Juan Álvarez durante el juicio que se ha seguido contra él en Los Angeles (EFE).
Un tribunal de Los Ángeles (EEUU) ha declarado culpable de once cargos de asesinato en primer grado al hispano
Juan Álvarez, quien
causó el descarrilamiento en cadena de tres ferrocarriles en el sur de California en enero de 2005.

Álvarez, de 29 años y que admitió ser responsable del accidente que involucró a tres trenes, se declaró inocente durante todo el proceso de los cargos de asesinato y alegó que aquel fatídico día su única intención fue suicidarse.

El 26 de enero, el acusado situó su automóvil todoterreno en las vías del tren para quitarse la vida, según su relato, y aunque posteriormente cambió de idea fue incapaz de retirar su vehículo, que abandonó antes del impacto con el ferrocarril.

Choque en cadena

El automóvil fue arrollado por un tren de cercanías que se dirigía al centro de Los Ángeles.

Esta primera colisión hizo descarrilar al tren de pasajeros, que embistió a una locomotora que circulaba en la vía paralela.

Este segundo choque dejó a uno de los vagones de pasajeros sobre la vía contraria, donde fue golpeado por un tercer tren de cercanías que procedía del centro de Los Ángeles hacia la localidad de Burbank.

A consecuencia del accidente fallecieron 11 personas y otras 180 resultaron heridas.

Álvarez también fue considerado culpable de un delito incendiario y encara ahora una posible sentencia de muerte que se decidirá en un proceso que comienza el próximo 7 de julio.

La acusación argumentó durante el caso que Álvarez mintió sobre sus intenciones suicidas y, en realidad, trataba de causar un gran incidente para llamar la atención de su mujer, de la que estaba separado.

La defensa, por su parte, presentó a su cliente como a un enfermo mental que sufrió abusos en su infancia y terminó por convertirse en un adicto a las drogas.

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