El futuro centro de Murcia no está en la Gran Vía, sino en la pedanía Santiago y Zaraiche. O, al menos, es lo que muchas inmobiliarias han querido vender en los últimos años. Las mismas que ahora cuelgan un cartel de Se Vende en las decenas de bloques de pisos que se han construido y que suponen ya la mitad de la pedanía murciana.

«La crisis del ladrillo se ha sentido mucho aquí. Y, sin embargo, seguimos sin contar con un centro de salud y los tres colegios públicos carecen de pérgolas para evitar que los niños soporten las altas temperaturas», explica José María Herrera, portavoz del PSOE en la pedanía.

La ampliación urbanística de Murcia ha llevado a que «de ser la pedanía más grande hace 50 años, ahora seamos como un barrio de Murcia a costa de la expansión de La Flota, Vistalegre y Zarandona», cuenta Antonio Fernández, que fue alcalde pedaneo hace medio siglo. También a que «un importante palmeral vaya desapareciendo por las urbanizaciones», dice el ex presidente de la asociación de vecinos Manuel Martínez.

«Pero también ha logrado que se revalorice nuestro barrio», dice Antonio Fernández.Y tanto, porque un piso de 90 metros cuadrados se han vendido a 270.000 euros.

«Yo tenía un casa vieja junto a Juan Carlos I y la vendí a un promotor a cambio de un dúplex», comenta un anciano octogenario. «Pero en unos meses hay gente que los vende ya a 60.000 euros menos», apunta otro vecino.

El boom inmobiliaria pasa ahora factura con el despido masivo de empleados de la construcción de la pedanía y la paralización de las obras. Lo que no quita que «sea una zona muy tranquila y que está muy bien para vivir. Si tuviera el dinero para pagarme un piso», dice Cecilia Chebes, limpiadora de una oficina.

Pero también «hay muy pocos comercios por que se ha convertido en una ciudad dormitorio y para hacer la comprar tienes que ir a los centros comerciales», apunta Ascensión Casquete cargada con su carro de la compra.

La pedanía más fiel de Murcia

Se tiene constancia de que dada sus características pantanosas inicialmente eran un lugar de la huerta muy extenso pero con escasa población, aunque a lo largo del siglo XVI acoge a un gran número de moriscos que habían sido expulsados de Granada, los cuales residieron y cultivaron estas tierras hasta que Felipe III determinó su expulsión en el año 1614.

Con el Trienio Liberal (1820-1823) Santiago y Zaraíche una de las pocas que se mantuvo fiel a su integración dentro del Ayuntamiento de Murcia. Era una de las más grandes, cuyos límites llegaban a la actual calle Acisclo Díaz de Murcia.