El fenómeno del botellón podría acabar con las fiestas de prao gijonesas

  • Vecinos se quejan de que cada vez se consume menos en las barracas.
  • Los grupos de jóvenes se traen las cajas de sidra y la bebida de fuera.
  • Argumentan que la bebida ya se vende más barata que en los bares.
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Fiestas de Vega-La Camocha.
Fiestas de Vega-La Camocha.
MERCEDES MENÉNDEZ
Fiestas de Vega-La Camocha.
El ‘botellón' hace tiempo que llegó a la zona rural y corre el riesgo de
acabar con una costumbre muy popular del verano gijonés:
la fiesta de prao. Pese a que cada vez hay más gente en las romerías, esa mayor afluencia de público
no supone mayores ingresos de las comisiones de festejos y las asociaciones de vecinos, que son quienes las organizan.

Más bien al contrario, porque cada vez se consume menos en las carpas. El problema: «los grupos de jóvenes se traen cajas de sidra u otras bebidas de fuera», asegura Mª Jesús Bárcena, de la Asociación de Vecinos de Caldones. «Así no hay manera de sufragar los gastos (alquilar carpas, las orquestas, etc.), que ascienden a unos 30.000 euros de media», dice.

Los vecinos no creen que se venda menos porque las bebidas sean demasiado caras. Los precios en las carpas «son como los de los bares o más baratos aún», según Lourdes Carrió, de la comisión de festejos de Samartín de Güerces. «La botella de sidra, a 2,50 y el cacharro, a 4 euros», indica.

Además hay que sumar la prohibición de beber a conductores, aunque el alcohol no es el único problema. Organizadores como Antonio García, de la Asociación de Vecinos de Deva, denuncian poco apoyo municipal y cada vez más trabas administrativas.

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