El número de menores absentistas en Murcia crece cada año y ha ido de los 68 que pilló la Policía Local en el curso 2004-2005 a los 153 de la temporada 2005-2006. El curso pasado (2006-2007) los municipales pillaron a 168 fuera de clase en horario escolar.

En lo que va de año, la Policía ha detectado a 40 menores fuera de las aulas, pero según fuentes municipales, en el tercer trimestre que empieza ahora es cuando se darán más casos de absentismo escolar por la llegada del verano.

La mayoría de los chicos que hacen novillos son varones y tienen entre 12 y 16 años. «Normalmente, los encontramos fumando tabaco, en grupos y alrededor de los centros», dicen los agentes.

Lo primero que se hace es identificarlos. «Se les pide el DNI y si vemos que realmente tienen menos de 18 años se les pregunta por qué no están en clase. Después se comunica este hecho a la dirección del instituto. Si están tomando drogas, se tramita denuncia y se avisa a los padres».

Futbolín en vez de Lengua o Matemáticas

«No vale hacer cambio, tirar con la punta (el delantero del centro) y si pierdes pagas. Todo lo demás sí vale». Así y con una cerveza y un cigarrillo en la mano comienzan los duelos de futbolín entre chavales de 15 a 17 años, que quedan en un bar cercano a sus institutos, en horario de clase, como comprobó 20 minutos.

Más de 50 jóvenes de Murcia pasan del instituto y se van a los futbolines. Son del Alfonso X el Sabio, Floridablanca, del Cascales y del Infante Juan Manuel en su mayoría, pero en el salón de juegos parecen de la misma clase.

«Nene llevas tres días sin aparecer. Me han dicho que has estado malo. Ya verás que L te hago ahora (jugada con los delanteros)», comentaban.

Son estudiantes y la mayoría no trabajan, pero saben cómo jugar toda la tarde con un euro. «Por las mañanas vamos a un futbolín del Zig Zag. Allí ponemos topes en la portería y no hay que pagar. Por la tarde vamos a Revolver. Aquí hay que defender el euro. Si no pierdes puedes jugar toda la tarde», explicó un grupo de chavales que esperaba el turno para jugar.

El billar y las cartas son otras de las motivaciones para hacer pellas. A diferencia del futbolín, que sólo se juega para ganar, en estos juegos hay que apostar. «Ponemos cinco euros por partida, pero nos tiramos jugando toda la tarde».