En el poblado de San José, en los suburbios bonaerenses, aún no se explican el crimen de la pequeña Milagros, de casi 3 años, supuestamente asesinada por dos niños de 7 y 9 años, y son muchas las preguntas que plantean a la policía para despejar un caso que ha sacudido a la opinión pública argentina.Milagros Belizán vivía en una caseta de madera
Mili, como la llamaba su familia, apareció muerta el domingo en un solar del barrio, desnuda, con señales de violencia y estrangulada con un cable grueso. Dos de sus vecinos, los pequeños César y Ezequiel, de 7 y 9 años, se declararon el lunes autores del crimen.
"Conscientes del crimen"
Para muchos la versión no era creíble hasta el miércoles, cuando una jueza que colabora en la investigación reveló que los niños confesaron ante la Justicia que eran "conscientes del crimen" y "repitieron escenas de violencia" que vivían en su casa.
Pese a la confesión, en San José todo son dudas. Los vecinos se preguntan cómo dos niños pudieron provocar semejantes lesiones a Mili y estrangularla, por qué hubo un testigo que dejó su documentación en la comisaría y desapareció -se mudó de casa apenas un día después del crimen-, o por qué los trabajadores del circo instalado en el solar donde apareció el cuerpo levantaron las carpas y se esfumaron sin dar explicaciones.
"Hay muchas cosas que a la familia no le cuadran, por ejemplo, como estaba el cable, bien atado al cuello de la nena, tenían que hacer una fuerza bárbara y yo digo que hay una persona grande, no me entra en la cabeza", explica a EFE Analía, de 22 años, hermana mayor de Mili. Analía vive en una caseta próxima a la de sus padres, donde Mili compartía camastro con sus hermana Alejandra en un pequeño cubículo de madera y latón, en el que dormían otras cuatro de sus hermanas.
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