El horror se ha apoderado de Australia al descubrir el maltrato al que estaba siendo sometida Chloe, una perrita que apenas tenía un año de vida cuando ocurrió todo. Su dueño le había atado el hocico con un cable para evitar que ladrara, exponiéndola a una situación crítica para la salud.
Los hechos, según indica la organización benéfica RSPCA (que investiga la crueldad hacia los animales), sucedieron hace varios meses, en la ciudad australiana de Mount Gambier. El dueño de Chloe se fue trabajar y la dejó con el cable atado, lo cual terminó por suponer su perdición; unos vecinos suyos pasaron por la zona horas después y vieron el lamentable estado en que se encontraba la perrita; estaba deshidratada y tremedamente nerviosa. Fue llevada inmediatamente a un veterinario, que logró calmarla y hacerla recuperar su temperatura corporal habitual, la cual estaba alterada al no poder jadear por la boca por culpa del cable.
El dueño, que ha reconocido los hechos, no entrará finalmente en la cárcel, pero la sentencia le condena a dos años sin poder tener ningún animal, además de pagar una multa de 200 dólares y una suma de 1.600 dólares causada por costes veterinarios y también de carácter legal.
Y, una vez pasada la tormenta, llega la calma. Ahora la suerte le sonríe a Chloe, que después de la crítica situación en la que se llegó a ver con su anterior dueño, ahora vive feliz en su nuevo hogar, junto con su nueva familia.
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