Vicente García detalló sentado en la propia cama, que ahora tiene que tomar unas 14 pastillas diarias entre antibióticos, antiinflamatorios y tranquilizantes, después de que un cirujano plástico le intentase "reimplantar el dedo para que se pudiera salvar y quedaran las menores secuelas".
"El cirujano me avisó de que la cicatriz podría doler siempre al hacer alguna presión o, en caso de que no coja el injerto, habría que eliminar ese trozo y quedaría un muñoncito", afirmó.
Peligro para los niños
Por su trabajo como director comercial se verá afectado a la hora de utilizar el ordenador, conducir y la presencia a la hora de encontrarse con clientes. "Si vas con una uña negra o un fragmento arrancado, es una secuela muy importante", señaló.
Según describió Vicente, sus hijos iban a ayudarle a sacar la cama nido, pero él rehusó su ayuda. "Al sacar la cama de debajo de la otra y levantarla un poco, saltó el muelle y me arrancó el trozo de dedo con ellos delante, lo cual fue bastante horrible porque vieron la mano ensangrentada con un trozo que le faltaba", explicó Vicente, todavía sorprendido de lo ocurrido.
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