La investigación sobre el caso de Josef Fritzl sigue arrojando nuevos datos. Ahora, una filtración de sus abogados, asegura que el monstruo de Amstetten deseaba a su propia madre como una droga y eligió a su hija Elizabeth porque era rebelde y se merecía un castigo en su pequeño imperio privado (el sótano).
"Era hijo único, el hombre de la casa, y pronto me convertí en su esposo, estaba enamorado de mi madre, pero no tuvimos relaciones sexuales, conseguí controlar mis impulsos", ha manifestado Fritzl a sus abogados, según publica la revista austriaca News.
Esos impulsos incontrolados se desataron definitivamente con su hija Elisabeth, de la que ha manifestado que "cuando la violaba sabía que le hacía daño, pero me daba igual. El deseo de hacer cosas prohibidas me dominaba, era como un dios para ella".
También comentó que "Elizabeth bajó conmigo al zulo, la empujé, la até, ella gritó, pero nadie podía escucharla. Le dije: dependerá de tu actitud que algún día vuelvas a ver la luz del sol".
Los psiquiatras están descubriendo en la mente de Fritzl todo un laberinto de terror, en el que los protagonistas principales, su hija y tres de sus seis hijos incestuosos, sufrieron agresiones, torturas y vejaciones durante casi todo el tiempo del cautiverio.
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