Un paseo por la zona deja en evidencia la dejadez municipal con este parque. Donde antes crecía el césped ahora campan por sus respetos jaramagos, cardos y otras malas hierbas. Hace meses que nadie realiza tareas de corte, ni de riego ni de poda. La dejadez es tal que hace semanas que ningún operario de la concesionaria de la limpieza pública, Urbaser, se pasa por allí, lo que ha provocado que las papeleras más que llenas estén rebosantes de desperdicios, los cuales, finalmente, acaban a merced del viento.

Se pueden contar con los dedos de una mano los bancos de hormigón que no han sido pintados por los grafiteros. La falta de vigilancia es absoluta. En el espacio reservado para los peatones no es raro ver motos, algunas de ellas de gran cilindrada, aunque las más habituales son scooters que a toda prisa no dudan en imponer su ley contra padres, niños, bicicletas y carritos de bebé.

La Laguna, la misma que centró la atención de la ciudad en octubre del año pasado cuando un cocodrilo se refugió allí, ahora ha caído en el olvido. Las explicaciones que ayer, miércoles reportó la delegada de Medio Ambiente, África Becerra, tras una denuncia pública del Partido Popular hicieron referencia a que el Ayuntamiento aún no ha recepcionado la obra y que el mantenimiento que realiza en este parque es mínimo. Por ello, Sorprende que la delegación de Medio Ambiente haya decidido organizar dos actividades en dicho enclave el próximo mes de junio. A menos que los equipos municipales trabajen de forma intensiva el lugar no estará en condiciones de acoger a los ciudadanos participantes, niños en su mayoría.

Otro aspecto que llama poderosamente la atención es el olor a aguas residuales que afecta a la laguna ubicada al este. Es sabido que las aguas que las llenan provienen de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) 'Guadalete', pero el enorme hedor hace pensar que es posible que se haya producido algún tipo de escape. No presenta mejor aspecto la laguna ubicada al oeste, entre el camino central y la Autovía de El Puerto. A pesar de las últimas e intensas lluvias el nivel de las aguas ha descendido de forma alarmante y, lo peor, es que ha dejado al descubierto el enorme vertedero en que se ha convertido. En el fondo, en el divisable, se observan neumáticos, coches de niñera, además de una infinidad de desperdicios, entre ellos un carrito de supermercado y hasta y hasta una mesita de camilla.

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