Unas cien empresas cierran cada año sin avisar y sin indemnizar a sus empleados

  • Al año se quedan colgados unos 600 trabajadores por cierres sorpresa.
  • Ocurre sobre todo en telemárketing y ahora más en la construcción.
Varias empleadas afectadas por el cierre sorpresa de su empresa (J. P.)
Varias empleadas afectadas por el cierre sorpresa de su empresa (J. P.)
Varias empleadas afectadas por el cierre sorpresa de su empresa (J. P.)

Acuden cada jornada a su trabajo, pero, de repente, un día se encuentran con la puerta de su empresa cerrada y sin rastro de su jefe. De buenas a primeras y por sorpresa la compañía se ha esfumado literalmente dejándolos colgados y con la nómina sin pagar. Cada año en la región, un centenar de pequeñas empresas cierran repentinamente dejando sin trabajo a unos 600 madrileños, según estimaciones de UGT.

Por lo general «son sociedades de unos seis empleados que se instalan en pisos y que, al no estar en locales en la calle, es muy fácil desmantelarlas», apunta Isabel Navarro, secretaria de Empleo de UGT.

Este fenómeno, que afortunadamente «no es demasiado habitual», se da sobre todo en el sector del «telemarketing, en pequeños despachos y en gestorías», explica Nuria Manzano, del mismo sindicato. Desde febrero, con «la crisis inmobiliaria empieza a notarse en las compañías relacionadas con la construcción», subraya Gerardo de Gracia, de CC OO, que ha notado que «nos llega un goteo de trabajadores a los que les han dejado empantanados».

Despedidas sin su indemnización

Además de quedarse sin trabajo, la mayoría de los empleados sufren el impago de nóminas. Por eso, desde los sindicatos animan a los afectados a denunciar, porque se quedan «sin salario ni paro y en la calle», lamenta De Gracia. Sociedades poco consolidadas, exceso de personal, poco capital y expectativas incumplidas son, para UGT, los motivos que están detrás de este fenómeno.

Claudia trabajaba, junto con nueve compañeras, en Marketing & Wellness, una compañía que se dedica a buscar clientes para gimnasios. De un día para otro, les dijeron que la empresa cerraba y cuando fueron a cobrar su último sueldo y el finiquito... ya no había nadie.

A pesar de sus esfuerzos no consiguen localizar a su jefe. Este periódico también intentó, sin éxito, hablar con alguien de la empresa. Las chicas han presentado una demanda en la inspección de trabajo. «Tenemos alquileres, hipotecas... tenemos que comer. Nos han dejado tiradas», se lamenta Claudia.

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