"Estoy dispuesto a ir hasta Zapatero", asegura Igor Polypenko esgrimiendo el papel de su denuncia, "o hasta el Rey, pero no pienso entrar en la cárcel porque no he hecho nada a nadie". Igor es ferrallista, viene de Ucrania, lleva cinco años en España y desde hace tres, tiene su tarjeta de residente y todos los papeles en regla.

El pasado domingo por la noche estaba tomando unas copas con algunos compatriotas en un bar, junto a la calle San Juan de Dios, y entró la policía a efectuar un registro y pedir los papeles al resto de clientes. uno de los agentes se olvidó su móvil en el establecimiento y volvió al rato para recogerlo.

Cuando el policía local entró por segunda vez en el bar, "le empujó a una de las chicas de la barra", relata Igor, "y empezó a dar gritos diciendo: "¿Dónde está mi móvil? ¿Dónde está mi móvil?". Pilypenko cuenta que reprendió al agente por pegarle a una mujer y entonces, se llevó un puñetazo en el ojo derecho, para posteriormente ser detenido y esposado.

Ahora se enfrenta a una denuncia por atentado contra la autoridad y a una multa de 175 euros. El juicio tendrá lugar el próximo 12 de mayo y "podría ir dos años a la cárcel sin hacer nada a nadie", se queja Pilypenko. "Nunca le pegaría a un policía, porque mi padre era policía en Ucrania y sé lo que pasa, pero si voy a la cárcel aunque sea menos tiempo se acabo mi vida en España". Igor cree que está siendo víctima de un trato discriminatorio porque es extranjero y se defiende regular con el idioma: " Me dijeron que firmara pero no he querido firmar nada, porque ya no me fío".

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