Según el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, el cedro del parque del Carmen ha sufrido una muerte repentina motivada, previsiblemente, por un colapso total del sistema vascular, dado que este ejemplar no presentaba problemas fitosanitarios y no tenía ninguna evidencia de ataque por hongos ni escolítidos.
Las temperaturas tan elevadas de este verano han podido ser la causa
de que el árbol haya parado el movimiento de la savia y cuando ha comenzado a trabajar de nuevo ha sido incapaz de continuar con el proceso.
La arizónica localizada junto a la Concha de El Espolón presentaba ataque de escolíticos y, en este caso, su muerte era esperada. Los técnicos municipales consideran que su alcorque era demasiado pequeño para el gran tamaño de este árbol y que es posible que la compactación del terreno haya reducido la oxigenación de las raíces.
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