La movilidad geográfica suele ser un aspecto muy valorado por las empresas entre el maremágnum de currículos que les llegan cada día. Sin embargo, el hecho de tener que abandonar el lugar de origen para trabajar trae muchas veces consigo dramas personales y familiares.

Según un informe elaborado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, cada vez hay más valencianos que se van temporalmente fuera de la provincia a buscarse las habichuelas. En 2006, los trabajadores empadronados en Valencia firmaron 95.528 contratos fuera de la provincia, frente a los 56.962 del año anterior. El aumento registrado en sólo 12 meses es del 67%.

Este éxodo a otras tierras, pero sin dejar su domicilio en Valencia, se compensa en buena parte con los que vienen a trabajar aquí, aunque el saldo final arroja una cifra negativa de 2.212 personas.

Los sindicatos UGT y CC OO coinciden en señalar la debilidad del mercado laboral, la temporalidad y el paro, además de la precariedad en el empleo, como causas de la emigración laboral.

Recalan en Castellón

Los destinos preferidos por los valencianos son, por este orden, Castellón, Madrid, Alicante, Barcelona y Murcia. En cambio, los que más vienen son los alicantinos y castellonenses, animados por la proximidad geográfica y las posibilidades de empleo que les ofrece la capital de la Comunitat.

Los hombres copan los puestos relacionados con la construcción y el transporte. Ellas copan los de limpieza, comercio y hostelería.

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