Según relató el acusado en la vista oral que empezó hoy en la Audiencia de Tarragona, conoció a la víctima la misma noche de los hechos, fueron a beber por bares cercanos, empezaron a besarse y fueron a su casa, que también estaba cerca. Allí, ella, que iba bebida, según admitieron varios testigos, se tumbó en la cama e iniciaron una relación.
En su opinión, los cortes que presentaba la víctima en el cuello podían deberse al sello de un anillo que él llevaba. El acusado siguió explicando que Mercè P.V. "no ofreció resistencia" y "no hizo ninguna señal de que le molestara o le hiciera daño", a pesar de que él la mordió y la cogió por el cuello apretando.
"No midió su fuerza"
Según el acusado, "no midió su fuerza", porqué estaba drogado y bebido, y cuando quitó la mano de su cuello "ya no respiraba". Preguntado por su abogado si tenía intención de matarla, Miguel Angel lo negó y dijo que "en ningún momento". Con la chica muerta, el acusado explicó que, "asustado", la bajó a la calle "con la intención de dejarla por ahí" pero como no vio a nadie optó por tirarla a un contenedor de basura.
La Fiscalía y la acusación particular mantienen que el acusado aprovechó el estado de embriaguez de la víctima para abusar de ella y después matarla estrangulándola. Por ello, la fiscal pide una pena de 18 años de cárcel por el asesinato y nueve por la agresión sexual. Para la defensa, fue un acto involuntario y solicita la absolución o, en todo caso, que se considere homicidio con un máximo de pena de dos años de prisión.
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