Según el relato de los hechos, en febrero de este año el detenido habría iniciado una relación sentimental que apenas duró un par de meses con una mujer, que rompió la relación al sufrir varios episodios violentos.
Tras la ruptura, su comportamiento se volvió amenazante y posesivo, llegando incluso a romperle el teléfono móvil contra el suelo. Las situación empeoró con el paso del tiempo cuando comenzó a amenazar a su hija.
La manipulación y control ejercida a través del móvil incluía información sobre su ubicación, indumentaria o compañía en todo momento.
Los agentes consiguieron identificar al propietario del teléfono móvil desde el que se realizaban las amenazas a la mujer y comprobaron que el terminal se encontraba a nombre y en posesión del acusado en el momento en el que precedieron a su detención.
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