La noticia se daba a conocer hace unos pocos días. Debido al interés de Steven Spielberg , la productora DreamWorks se hacia con los derechos para adaptar el manga Ghost in the Shell a la gran pantalla.
La saga creada por Masamune Shirow en 1989 originó una primera película sobre ella realizada por Mamoru Oshii en 1995, además de una secuela, dos teleseries y un largometraje también para televisión, siempre como producciones de animación.
Con su entresijo de cyborgs, humanos y programas de inteligencia artificial con capacidades ilimitadas para almacenar datos, la idea de DreamWorks es recrearla a lo grande, pero con acción real y formato 3D.
Unos medios y una técnica similares en los que está invirtiendo, e innovando, James Cameron para plasmar su Avatar, recreando todo un mundo nuevo de ciencia-ficción, con cámaras de alta resolución digital y formato tridimensional, y que requerirá de salas equipadas con la nueva generación de 3D. Puede significar una de las grandes revoluciones técnicas y en cuanto a espectacularidad para atraer más espectadores al cine.
A lo largo de la historia del séptimo arte, los cineastas más visionarios han roto esquemas con sus tratamientos o aportes en el lenguaje cinematográfico. También algunos, con el respaldo de productores y el sector de la exhibición, han intentado renovar la propia técnica de proyección.
Del sonido al 3D
El mismo Alfred Hitchcock utilizó 3D en Crimen perfecto (1954), aunque la más recordada sea Los crímenes del museo de cera (1953), con Vincent Price. Pero sumado al engorro de llevar puestas esas gafas bicolores, el invento se reveló como una nueva sensación que más que espectáculo lo que ofrecía era más de un incómodo dolor de cabeza.
Pantallas espectaculares
Y el Cinerama, nada menos que tres proyectores a la vez en una alargada pantalla curvada a ambos lados, como si quisiera envolver al espectador en la misma ficción. Por ejemplo, la superproducción, La conquista del Oeste (1962) marcaría a toda una generación de futuros cinéfilos. Pero los enormes costes en la producción de las películas así como en la remodelación de las salas limitaron que el invento fuera a más.
El sonido como atracción
Fue Georges Lucas quien a partir del enorme éxito de La guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977) potenció el Dolby Stereo y posteriormente creó su propio sistema, el THX. Entre las curiosidades, pasaremos por alto la excentricidad del olorama, con unas emulsiones de distintos aromas que el espectador debía ir oliendo durante la proyección, caso de Polyester (1981).
Infografía e Imax 3D, ¿el futuro?
También la infografía ha permitido avances increíbles. Una de las pioneras, El secreto de la pirámide (1986), y entre los grandes logros, el Terminator 2 (1991) de James Cameron, Parque Jurásico (1993), de Steven Spielberg, el Toy Story (1995), de John Lasseter y Pixar, la trilogía de El señor de los anillos (2001 - 2003) o las producciones de animación, con las interpretaciones de los actores recreadas en CGI que impulsa Robert Zemeckis para ser exhibidas en todo su esplendor en salas Imax 3D: The Polar Express (2004) o Beowulf (2007).
Una técnica que Spielberg y Peter Jackson también podrían utilizar para las tres películas que preparan sobre Tintín.
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