Paloma Bravo: "La desobediencia me parece casi obligatoria"

  • La escritora publica su libro 'Las incorrectas' (Espasa), sobre la relación de apoyo y amistad entre un grupo de mujeres "reales, modernas e imperfectas".
  • "No me creo a esas mujeres de la ficción que no se quitan los tacones en casa", opina la autora.
La escritora Paloma Bravo publica su nueva novela, 'Las incorrectas'.
La escritora Paloma Bravo publica su nueva novela, 'Las incorrectas'.
JORGE PARÍS
La escritora Paloma Bravo publica su nueva novela, 'Las incorrectas'.

La autora madrileña Paloma Bravo asegura que cualquier mujer puede empatizar con la historia que cuenta en Las incorrectas: un relato "feminista" que, con toques de ironía y mucho cariño, describe el afecto entre un grupo de madres aprendices.

Define Las incorrectas como una novela "desobediente".

La desobediencia me parece una actitud casi obligatoria. A las mujeres nos dicen cómo tenemos que vestir, cómo envejecer... y es agotador. El libro es incorrecto desde el título y sus protagonistas son muy libres.

¿Es esta libertad la que las convierte en "mujeres reales"?

Al final, tienen los mismos problemas, alegrías y contradicciones que nosotras. Lo que me gusta es que se definen por su ambición profesional y no por el hombre al que tienen en casa, al contrario que las mujeres de la ficción moderna:las protagonistas de series como Sexo en Nueva York o Bridget Jones siempre están esperando a un hombre y, cuando lo encuentran, fin de la historia.

Subraya que es una historia "feminista". Usted trabaja en publicidad, ¿se dejará de utilizar esta etiqueta algún día?

Estuve trabajando sobre cómo hacer un rebranding del feminismo pero como se reacciona tan mal, porque todos los -ismos han acabado fatal, fue muy complicado. Quiero pensar que algún día el feminismo irá intrínseco a ser buena gente, buen ciudadano... En fin, a ser humano. Me parece que todavía estamos lejos.

¿Cuál es la última lección que le ha dado este movimiento?

La palabra sororidad [solidaridad entre mujeres], pero es un término al que se le tiene manía.

¿Y usted piensa que es acertado el término sororidad?

El término me parece raro, pero no es que no me guste. Creo que amistad está bien, al igual que hermandad. Lo bueno de las redes sociales [su uso se ha generalizado en ellas] es que nos ayudan a conectar entre nosotras.

Pero Las incorrectas muestra también el lado oscuro de las redes sociales: Jorge las evita porque le parecen peligrosas.

Cuando era pequeña, la cámara de fotos servía para mirar, como por una ventana. Ahora, funciona como un espejo. Me da miedo Instagram en el caso de las niñas, el culto a la imagen genera una comprensión muy extraña del mundo. Me pregunto qué pasa con una adolescente que no es guapa, ¿cómo es su vida en las redes?

En el libro no todas apoyan el llamado "empoderamiento femenino". ¿Es un reflejo de lo que piensa la autora?

La palabra no me gusta. De hecho, me regañaron el otro día porque me decían que no entendía esta palabra. Me explicaron que empoderarse era un verbo reflexivo, que nadie te empodera, sino que tú te sientes así. Pero me sigue sin gustar, porque la escucho en sustantivo y la entiendo como una máquina de lavado en la que tú entras flojita y sales fuerte, pero de manera artificial. . No necesitamos empoderarnos, sino subirnos el nivel de autoestima y ganarnos nuestro espacio.

¿Quiénes son las "superwoman" de las que habla?

Este es un rol que nos echan encima.A las madres se nos exige que trabajemos y llevemos ingresos, que eduquemos y que, además, seamos guapísimas... es algo imposible. En España hay un millón y medio de hogares monomarentales y no se puede exigir a todas lo mismo, influyen factores como los ingresos. Si tú tienes apoyo logístico en casa, a lo mejor puedes ser superwoman, pero si no tienes ese dinero, no lo puedes ser..

¿Se ha basado en sus propias experiencias?

La historia resulta muy familiar... No, para nada. Solo coincide la obsesión de mi hija por el fútbol con ocho años, cuando no se atrevía a ir a entrenar. El libro lo he escrito a partir de la observación.

¿Y, como la hija de Eva, terminó la suya jugando a fútbol?

Hay muchas marcas como Nike que están ahora con el tema del fútbol femenino y dan a entender que no hay ningún problema. Pero mi experiencia parte del caso de mi hija, que lleva tres años jugando al fútbol y sigue siendo la única chica en su equipo. Sus amigas no jugaban porque tampoco es tan fácil jugar al fútbol en el patio de un cole, dominado por los niños; ellos tienen más fuerza física y más confianza. Yo pensé que si el fútbol hacía feliz a mi hija, no tenía que pararle. Así que no quise enseñarle a ser perfecta, ni yo sé cómo serlo; sino a ser valiente y que no le paralice nunca el miedo.

Escribe que "la vida es demasiado ácida y luminosa para vivir en tacones".

Me gustaría que no se nos juzgase por esto, que pudiéramos ir cómodas sin más. Y si vas cómoda maquillada y en tacones, pues adelante, forma parte de tu libertad. Pero no me creo a todas esas mujeres de la ficción que no se descalzan en casa.

Hace poco, en Twitter, causó revuelo un comentario que decía que las mujeres que se depilan no se pueden llamar feministas, por "traidoras".

Por eso a mí me gusta hablar de feminismos en plural. ¿Me vas a decir a mí que soy mala feminista si me depilo? ¿Y si me veo mejor así? Es otra cosa que me gusta de la amistad de las protagonistas de la novela, porque entre ellas no se juzgan. Existe una especie de tribunal de la inquisición y me parece espantoso lo duras que somos con nosotras mismas. Por ejemplo, yo no tengo ni idea sobre cómo ser una madre perfecta.

En varias ocasiones, a Eva la llaman "menopáusica" de manera despectiva.

Con las mujeres se es mucho más duro con el tema de la edad. Me flipó cuando llegó al Gobierno Pedro Sánchez. En ese momento tenía cuarenta y tantos. Leí en un periódico "el joven presidente" y pensé: "Nosotras a esa edad somos viejas y este señor, en cambio, no". Ya me gustaría que con mi edad me llamaran "joven escritora", pero no es así. Estamos todo el rato con una etiqueta detrás de otra, como golpes que nos van minando. Nos podan como a los bonsáis, no nos dejan crecer.

Cuenta que durante un tiempo presumió de que sus mejores amigos siempre fueron hombres, pero no se daba cuenta de que las mujeres formaban una parte muy importante, ¿cuándo es consciente de ello?

Mis mejores amigos siempre han sido hombres y, con el tiempo, he ido sumando mujeres a mi vida. Pasé por una depresión bastante grave y mis amigos hombres no estaban. Les daba miedo y les incomodaba la situación. Las mujeres, en cambio, me han demostrado que están. Cuando a nosotras alguien nos pide ayuda, le creemos. Aunque no hay que generalizar, claro.

¿Cree que, como sucedió con La novia de papá, su nuevo libro podría saltar al teatro?

No sé si podría adaptarse. Es muy audiovisual, sería mejor una serie.

¿Se plantea segunda parte?

No tengo ni idea, el libro ahora es del lector. Hay que dejarlo vivir un tiempo y ver si vuelve.

¿A quién lo recomienda?

A las mujeres valientes y para que lo regalen a sus amigas.

'Tres mujeres solas', 'La piel de Mica' y 'Solos'

Paloma Bravo convirtió su libro La novia de papá (2016) en un blog de El País que después saltó a las tablas. Asimismo, la autora cuenta con otros títulos: desde 2012 ha escrito novelas y relatos infantiles como Tres mujeres solas, La piel de Mica, Los cuentos del koala o Solos.

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