Simuló que le habían robado el coche. Acudió a la Comisaría de Oviedo a denunciarlo y dijo que lo había dejado aparcado y cerrado en la plaza de Castilla la noche anterior. En la denuncia explicó que había escondido un juego de llaves debajo de la alfombrilla del conductor y que suponía que alguien, tras forzar alguna puerta las había encontrado y se había ido con el coche. Pero aquéllo sólo ocurrió en la imaginación de un joven de 20 años.

Lo que pasó realmente, lo descubrió la policía. El coche se había visto involucrado a las cinco de la madrugada del mismo día que dijo que se lo habían robado en un accidente en Ribadesella. Tras saltarse un control, se salió de la carretera. El conductor no apareció, pero el coche no tenía signos de haber sido forzado y tampoco tenía alfombrillas.

Al chico le detuvieron y al final reconoció que no le habían robado el coche y que el que conducía era un amigo al que le había prestado el vehículo. También dijo que el amigo fue quien tuvo el accidente.

La simulación aparece recogida en el Código Penal y es un delito que lleva aparejada una multa.

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