Un libro "da brillo" al papel del sacerdote que salvó el Santo Cáliz de València de las tropas napoleónicas

  • La Catedral de València ha presentado el libro 'Salvamentos del Santo Cáliz en la guerra de Independencia (1809-1810)', una obra del abogado César Evangelio que reconstruye cómo la reliquia que se venera en la Seo desde el siglo XV fue "salvada" de las tropas napoleónicas hasta en tres ocasiones, alguna de ellas in extremis.
Presentación del libro 'Salvamentos del Santo Cáliz en la guerra de Independencia (1809-1810)' en la capilla de San Pedro de la Catedral de Valencia
Presentación del libro 'Salvamentos del Santo Cáliz en la guerra de Independencia (1809-1810)' en la capilla de San Pedro de la Catedral de Valencia
EUROPA PRESS
Presentación del libro 'Salvamentos del Santo Cáliz en la guerra de Independencia (1809-1810)' en la capilla de San Pedro de la Catedral de Valencia

Asimismo, el estudio reivindica el "papel heroico" de un sacerdote de Albaida encargado de la custodia del cáliz y del resto del tesoro de la Catedral, Pedro Vicente Calbo, que "logró salvarlo en circunstancias en extremo azarosas, cuando tuvieron que sacarlo de València por mar a Alicante y en una segunda ocasión a Ibiza".

Así se ha puesto de relieve en una rueda de prensa en la que han participado el autor, César Evangelio, junto al responsable del Patrimonio Artístico de la Catedral, Jaime Sancho, el deán de la Seo, Emilio Aliaga; el canónigo celador del Santo Cáliz, Juan Miguel Díaz Rodelas, y representantes de la Real Hermandad del Santo Cáliz de València.

Evangelio ha destacado que el propósito del libro es "conocer mejor" la reliquia del Santo Grial y sus estancias en Alicante y en la antigua provincia de Valencia. En él se reconstruye, a través del manuscrito del sacerdote Calbo, la "salvación" en el periodo comprendido entre 1809 y 1810 de la reliquia durante la invasión de las tropas napoleónicas a la ciudad de Valencia.

Además de contar con documentación del propio archivo de la Catedral, la obra incluye la transcripción de inventarios y cartas. En este sentido, el autor ha recalcado que la inclusión de estos documentos "supone un valor fundamental para contextualizar la obra".

Según se desprende de la investigació, el padre Calbo fue director del Seminario de Valencia, beneficiado de la Catedral y hombre de confianza del canónigo Alcedo, a quien encargaron el traslado del Santo Cáliz a Alicante cuando València sufrió su primer asedio en 1809. Él conoció los hechos porque en el traslado a Alicante y a su vuelta a València estuvo siempre al frente, incluso en solitario cuando falleció Alcedo en aquellos traslados. El propio Calbo llegó a llevar la reliquia consigo mismo.

Así, el Santo Cáliz, con el tesoro de la Catedral, permaneció en Alicante en 1809 -donde estuvo diez meses- e Ibiza en 1810 -donde permaneció año y medio- antes de ir a Mallorca, donde estuvo hasta el final de la ocupación francesa de Valencia.

El tesoro viajó en varias decenas de cajones de diversa magnitud. Según el padre Calbo, en el regreso desde Alicante a València hubo tormentas y zozobras, si bien las piezas apenas sufrieron.

"Hubo grandes riesgos derivados del peligro francés, del peligro español por apropiarse de las riquezas no imprescindibles para el culto, del mar al hacerse los traslados en las peores épocas de navegación, y de los corsarios enemigos que se presumían al corriente.

"A ello se sumaba el peligro de una población a la que parece haberse querido manipular vertiendo acusaciones sobre el contenido del cargamento evacuado, quizá en el ánimo de utilizar el episodio para provocar cambios en el poder político local. Vistos los numerosos avatares, incluida una navegación con graves contratiempos, puede considerarse un verdadero prodigio el que el Santo Cáliz superase aquel tiempo", asevera el autor.

UNA OBRA DE CARÁCTER "PROVIDENCIAL"

Por su parte, el canónigo conservador del Patrimonio Artístico de la Catedral, Jaime Sancho, ha destacado el carácter "providencial" de la obra y ha calificado el relato de "aventura novelesca". En este sentido, ha puntualizado que la obra trata de "dar brillo a personas que permanecieron ocultas", cuya labor contribuyó a la "preservación y salvación" del Santo Cáliz.

Por otra parte, el responsable del Patrimonio Artístico de la Catedral de Valencia y el propio autor han dejado abierta la puerta a una continuación del relato. "La historia pide a gritos una segunda parte", han confesado.

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