"Los que nos visitan se quedan maravillados de como nos arreglamos para ir a la Feria"

  • Entrevista a Francisco O'Kean.

La sastrería O’Kean, un clásico de Sevilla, sigue vistiendo como un pincel a los caballeros más elegantes. Al frente está Francisco, quien cree que el suyo, un oficio muy artesano, está casi en extinción.

¿Es de los que lleva clavel?

No. Pero es un toque bonito.

¿Qué decía su padre?

Que a la Feria había que ir arreglado, consecuente con el entorno de cada uno. Los que nos visitan se quedan maravillados de cómo nos arreglamos. Sorprende y gusta.

¿Cómo hay que ir de día?

De beige, tonos verdosos, grises claros, azulados. También, de Príncipe de Gales. Y con zapato de día de color burdeos, marrón, beige. Negro, no.

¿Y en cuánto a tejidos?

Depende del tiempo. Pero si hay sol, ligeros: alpaca, lana fría, gabardina. O una americana de lino o algodón.

¿Y de noche?

De oscuro. Azules y grises.

¿Dónde está el puntito?

El complemento es lo que da el toque de mañana. Puede ser la camisa, corbata o el pañuelo en el bolsillo.

Póngame al día.

Se siguen utilizando los lunares y siguen funcionando la rayas, los rojos, granates, verdes y azulados. El rosa está bajando.

¿Deberían volver los sombreros al Real?

Bueno, va con cada uno. Aunque en Primavera se ve el modelo Panamá, la cultura del sombrero se ha perdido.

¿En qué se distingue un buen traje de sastre?

En el estilo, que va encajado al cuerpo del cliente y lleva marcada la línea. La solapa es muy importante. La diferencia se aprecia. Te canta.

¿Es un oficio en extinción?

Cuesta trabajo encontrar a oficiales y oficialas. La gente joven no lo aprecia.

¿Faltan betuneros en el real?

(Risas) Poco tiempo dura allí un zapato limpio.

Francisco O'kean pertenece a la cuarta generación de esta saga de sastres. La tienda de Plaza Nueva ha cumplido este año su bodas de oro (50 años).

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