Este tribunal ha confirmado la pena de cárcel que el Juzgado de lo Penal número 2 de Santander impuso a este individuo por los cuatro delitos de abusos sexuales, tres de ellos continuados, que cometió desde mayo del 2001 hasta marzo de 2002 en el gimnasio donde impartía clases.

El profesor, que se benefició en primera instancia de la atenuante de dilaciones indebidas, recurrió el fallo alegando que no había suficientes pruebas para condenarle y que la sentencia de lo Penal no estaba suficientemente motivada. La sección tercera de la Audiencia de Cantabria rechaza en una sentencia hecha pública hoy sus argumentos.

Este tribunal explica que en el juicio oral, el profesor se limitó a negar los cargos y a acusar de "afán de protagonismo" a una monitora del gimnasio que manifestó haber notado en él actitudes raras, mientras que los informes de los peritos psicológicos confirman la "credibilidad y verosimilitud" de las versiones de los menores. Varias monitoras afirmaron durante el juicio que habían observado en el monitor "extrañas actitudes, poco naturales".

La Audiencia de Cantabria añade, además, que no han existido motivos que pudieran llevar a los niños a perjudicar gratuitamente al profesor. De hecho, la acusación se inició como consecuencia de una querella interpuesta por el padre de uno de los niños.

También recurrió la sentencia de primera instancia el gimnasio donde trabajaba el acusado, condenado como responsable civil subsidiario a pagar a los niños indemnizaciones por 57.000 euros. La Audiencia de Cantabria comparte con los propietarios del gimnasio que las indemnizaciones "resultan exageradas", dado que a los menores les quedaron secuelas psicológicas leves, por lo que las rebaja a 16.000 euros, 4.000 para cada niño.

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