La nueva vida del Padre Apeles: apartado de la televisión y en la ruina

  • En los noventa alcanzó la fama televisiva en programas como 'Moros y cristianos' o 'Crónicas Marcianas'.
El Padre Apeles, en el entierro de Montserrat Caballé.
El Padre Apeles, en el entierro de Montserrat Caballé.
GTRES
El Padre Apeles, en el entierro de Montserrat Caballé.

José-Apeles Santolaria de Puey y Cruells, conocido como el Padre Apeles, se convirtió en los años noventa en el cura más mediático de la televisión española gracias a programas como Moros y cristianos, Crónicas Marcianas o el Telecupón, que copresentó con Carmen Sevilla.

Sin embargo, la fama le ha pasado factura desde entonces. "En España me marginan. Hay interés por parte de grupos poderosos en tenerme fuera de la circulación. Quieren mantenerme encasillado en un papel de frivolidad y no me dejan hacer nada, así que, como 'nadie es profeta en su tierra', tomé las de Villadiego", ha dicho en una entrevista en El Español.

Por este motivo decidió "exiliarse" en Bolonia (Italia): "Ahora estoy plenamente dedicado al servicio de la Iglesia en el ámbito de la cultura. Soy director de un archivo histórico, así que paso la mayor parte del tiempo entre pergaminos y libros".

Asimismo, ha reconocido que ya no le queda nada de todo el dinero ganado en aquella época televisiva. "He gastado mucho en libros y en viajes y he pasado muchos años sin que nadie me diera ningún trabajo. Como dice Sostres, lo terrible es descubrir que 'el dinero no es eterno'. A la ruina he llegado con mi propio esfuerzo", ha admitido.

"Fue desagradable ver cómo la televisión me iba exigiendo cada vez más en una dirección que no me convenía y, en cambio, no me daba lo que yo esperaba, así que fui desapareciendo", ha proseguido.

En este sentido, el Padre Apeles ha desmentido que en sus peores momentos hubiese intentado suicidarse o tomado barbitúricos, aunque sí entró en una espiral de medicamentos, alcohol y depresión. "Me refugié en mis estudios, pero me sentí muy postergado y empecé a depender de las medicinas. Las tomé excesivamente y, a veces, acompañadas de mis whiskeys favoritos para dormir aún más horas. Entré en una situación de depresión y de tener ganas de morir. La fe fue mi salvación", ha confesado.

Por otro lado, ha recordado a algunos de los presentadores con los que ha trabajado en televisión. A Rocío Carrasco la ha definido como "una buena amiga" y "con la que se trabaja muy a gusto", de Jordi González ha dicho que "es un todoterreno, capaz de presentar cualquier tipo de programa, nunca te presiona ni te censura y es muy liberal", y sobre Xavier Sardá ha destacado que "es un tipo inteligente e irónico", así como el que le "subió a primera división".

Sobre si volvería al circo mediático de la televisión, ha respondido tajantemente que "de ninguna manera". "No hay que repetir los errores. Otra cosa sería participar en una tertulia política, hacer un programa cultural o tener una corresponsalía, pero ciertamente no volvería a entrar en el 'circo", ha añadido.

Tampoco ha pasado por algo preguntas respecto a los abusos a menores por parte de religiosos: "Me resulta incomprensible. Pero por asqueroso que sea me parece aún más reprobable la actitud de algunos obispos que no han aplicado a tiempo los correctivos oportunos", ha dicho.

Por último, ha bromeado que sacará un libro con sus memorias "para cuando sea 'viejecito", ya que "podrían ser muy escandalosas", pero "ni me gustaría ser citado ante los tribunales ni me parece ética la difamación. No haría a los demás lo que no quiero que hagan conmigo", ha concluido.

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