La serie Allí Abajo comenzó como un reflejo en tono de comedia de las diferencias y recelos entre andaluces y vascos y viceversa y como una historia de amor, que como suele hacer el amor, rompió esas barreras.

Ya en su quinta temporada las tramas de esta serie de Antena 3 (los martes a las 22.40 h) han evolucionado y se han enriquecido, entre otras cosas, con fichajes como el de Paco Tous.

El actor, al que hemos podido ver en el superexito La Casa de Papel y en series tan recordadas como Los hombres de Paco, El comisario, Con el culo al aire o La Peste, interpreta en Allí Abajo al alcalde de la ficticia Castrofidel, el pueblo más rojo de España.

Pues ha llegado a alcalde... ¿está su familia orgullosa?

Mi madre siempre, el resto de la familia ven los derroteros por los que va este alcalde y no están muy contentos, pero mi madre siempre.

Epi es sindicalista, idealista, pacifista... ¿se ha sentido identificado?

A muy groso modo, por supuesto, me siento dentro de esos márgenes. Me va la paz y la sensación de tener lo esencial a flor de piel.

Pero él también tiene esa parte muy española de la política de hacer y deshacer a conveniencia...

Sí, pero nada que ver con la realidad. Los motivos de este hombre son buenos motivos y provienen un poco de las situaciones con las que se encuentra y que no tiene muy buena suerte últimamente...

Hay muchos actores que se meten a política, ¿cómo lo ve?

Es un cargo público y cualquiera que sienta esa vocación puede hacerlo. Si vas con el ánimo de lucro y solo para vivir de las rentas es algo reprochable, sea un actor o cualquiera. Hay ejemplos y ejemplos... Schwarzenegger era actor y Ronald Reagan y con esos ejemplos... la verdad es que es mejor que no se metan muchos actores más.

¿Es de los que recelan de la política?

Últimamente estamos denostando demasiado la figura del político. Es verdad que ciertas políticas han llevado a eso y que se han cometido hechos delictivos en nombre de la política y es posible que por eso estemos muy hartos, pero no creo que sean la mayoría. Es un servicio público para el que hay que tener el valor de dar el paso, tampoco es un trabajo fácil.

Allí Abajo juega y hace bromas con los tópicos andaluces, ¿sí, no o depende?

Claro que sí. El humor es liberador, es una forma de poder reírse de uno mismo. Todos los pueblos tienen cosas que se pueden imitar y a todos se les pueden hacer bromas con sus historias.

Pero siempre se ofende alguien...

Ahora con lo de ser tan políticamente correctos no vamos a poder hacer chistes, ni humor. Nos la estamos cogiendo demasiado con papel de fumar y eso se lo pone al humor cada vez más difícil. Nos estamos pasando.

¿Cuál es su chiste preferido sobre andaluces?

Es que es muy fuerte... me da miedo contarlo (risas). Es una barbaridad, no podrías publicarlo, es lo que hablábamos: si lo hicieras dos o tres colectivos se te echarían encima.

De todos los empleos que ha interpretado, ¿con cual se habría quedado?

Yo siempre quise ser veterinario, toda la vida he querido serlo, aunque no lo he interpretado.

¿Y por qué acabó siendo actor?

Por una bailarina. Justo al terminar de estudiar COU a mi me gustaba mucho la danza y acabé enamorado de una bailarina. Poco después vi que había unas pruebas de acceso al Instituto de Teatro y vi que había clases de danza clásica y contemporánea y pensé, 'pues ahí habrá más bailarinas'. Y por eso acabé en el teatro.

¿Qué tiene Paco Tous que le vemos en todas las series con tirón?

No sé por qué es... yo intento hacer mi trabajo lo mejor posible, no tengo otro truco.

Allí abajo es comedia, es ficción, pero tiene un trasfondo de realidad, ¿no?

Tiene un poco de la comedia, de tragedia y de la sinrazón que están en la cruda realidad. En la primera temporada se veía ese enfrentamiento y esas diferencias entre los hermanos vascos y andaluces. Esa es una realidad dramática porque no hay tales diferencias en el fondo. Y no nos queda sino reírse.

En la vida real también hacemos cosas un poco ridículas, por no ser valientes, o por no complicarnos...

Es que tampoco todos somos héroes o fantásticos. Tenemos defectos y en eso va el meter la pata y hacer el ridículo, es de lo más normal.

Está usted en la calle mientras hacemos esta entrevista, ¿cómo se apaña con la fama?

Hago vida completamente normal. La gente se te acerca con mucho respeto y cariño y hay días que cuesta más porque tienes menos ganas de hablar, o vas concentrado en algo que te ha pasado, tan fácil como eso. Pero la verdad es que me siento muy a gusto, respetado y querido. Eso verdaderamente hace que te salga responder positivamente a la gente.