En la Semana Santa de Palencia salen a la calle un total de 36 obras escultóricas, tanto imágenes como grupos escultóricos que representan diversos momentos de la Pasión de Jesucristo.

La más antigua e importante es la de Nuestro Padre Jesús Crucificado, una talla del escultor Alejo de Vahía que elaboró en el siglo XIV. Se trata de una escultura de gran patetismo que representa un Cristo herido, con un rostro afligido y en la que se observa mucha sangre alrededor de las heridas. Es propiedad de la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa y a lo largo del año se puede visitar en la Iglesia de San Francisco.

El realismo de esta imagen parece haber calado en la confección del resto de tallas de la Semana Santa Palentina. Los pasos del Lignum Crucis, de la Virgen de los Siete Cuchillos, de Longinos o La Lanzada o del Santísimo, Cristo de la Misericordia, son algunos de en los que queda patente esa característica de la Semana Santa Palentina.

Si la imaginería de la Semana Santa de Palentina no es tan apreciada como otras es porque muchos de sus autores no tienen el renombre y en el Siglo XXI deben seguir ganándose el respeto de quienes ven sus obras en las calles de la ciudad.

Escultores como Víctor de los Ríos o Gregorio Fernández; de la calidad de Ramón Núñez, Alejo de Vahía o Tomás de la Sierra; contemporáneos como Miguel Ángel Rojo y Melchor Gutiérrez u otros que son ejemplo en el oficio como Antonio Vázquez, Vicente Espinet o Lucas Sanz de Torrecilla.

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