Cuando las strippers toman el control

  • Unas strippers de San Francisco se convierten en empresarias y organizan el negocio como ellas desean y consideran que se debe hacer.
  • Pretenden que la industria del sexo sea mucho más respetada.
  • Marcan sus reglas y determinan que cualquier mujer, sea cual sea su físico o su estética, tiene derecho a ser una stripper.
La stripper Lilah Mayhem revisa varios documentos en la oficina antes de bailar sobre el escenario del Lusty Lady. (Erin Siegal / Reuters).
La stripper Lilah Mayhem revisa varios documentos en la oficina antes de bailar sobre el escenario del Lusty Lady. (Erin Siegal / Reuters).
Erin Siegal / Reuters
La stripper Lilah Mayhem revisa varios documentos en la oficina antes de bailar sobre el escenario del Lusty Lady. (Erin Siegal / Reuters).

Las strippers del local Lusty Lady de San Francisco se pueden considerar unas pioneras. En el año 2003, compraron el local por 400.000 dólares y desde entonces se han convertido en un referente del negocio del sexo en la ciudad al formar una empresa que cuenta con su propias reglas y sus fuentes de financiación que gestionan ellas mismas. Todo por lograr un trabajo más digno: "Nosotras lo preparamos todo, aquí no hay nadie que nos diga lo que hay que hacer", asegura una de las bailarinas, Lili Marlene.

Nosotras lo preparamos todo, aquí no hay nadie que nos diga lo que hay que hacer

Una de las primeras cosas que hicieron fue eliminar ciertas reglas que marcaban, a la hora de ser contratadas, cómo debía ser su cuerpo o cuánto podía pesar. Además, se descartó una lista que aconsejaba sobre cómo debían ser los colores del pelo así como otro texto que marcaba la cantidad y localización de los tatuajes.

Todo por la igualdad ya que ahora puede bailar en el escenario del Lusty Lady cualquier mujer, incluso aquellas que no se podría considerar como 'guapas'. Da igual que sea alta o baja, gorda y delgada. Todo el mundo vale y sea cual sea su estética.

Así, por ejemplo, en el local se puede ver a Lilah Mayhem, una joven de piel clara con largo pelo negro y cara delgada o a Cinnamon Rose, la mujer más baja del local, con mechas rojas en el pelo y piel oscura. Y mientras Wendy baila con largos calcetines rosas y con las gafas puestas, otra de sus compañeras lo hace con viejas sandalias apretadas y una peluca de alegres rizos marrones.

Strippers-empresarias

Las strippers empezaron a unir al club otros locales y establecimientos relacionados con la industria del sexo. Así llegaron a formar una gran empresa en la que todos los trabajadores, tanto el personal de las tiendas como las bailarinas, tienen derecho a presentar sus propuestas. Y todas las decisiones se aprueban por mayoría una vez que han sido sometidas a votación.

Empresarias y strippers a la vez. Todo hecho como ellas desean y consideran que debe hacerse. Todo para hacer que el negocio sea mucho más respetado y de mejor calidad.

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