El nivel de ruido se sancionará en la Región con multas de hasta 300.000 euros

  • Es un nuevo decreto regional que bajará de 68 a 55 los decibelios de los bares junto a viviendas.
  • Se Prohibirá construir casas a menos de 100 metros de autovías.
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La Consejería de Desarrollo Sostenible aprobará antes del verano un decreto para reducir los niveles de ruido. Será obligatorio en todos los municipios de
más de 10.000 habitantes (Murcia, Cartagena, Lorca o Molina) y prevé multas
entre 600 y 300.000 euros (las muy graves, como provocar ruidos que afecten a la salud de otras personas).

Este nuevo decreto supone una reducción de cinco decibelios en los límites máximos de la normativa actual y sanciones más duras. Hasta ahora, en Cartagena, las multas más severas eran de 900 euros.

Murcia y Cartagena tendrán que adaptar sus ordenanzas. El resto, elaborarla junto con un mapa de ruidos.

Las nuevas normas

1: Hospitales, colegios, espacios naturales... 60 decibelios de día y 50 de noche. (El nivel normal de una conversación a un metro del hablante es de 50 a 55 decibelios).

2: Viviendas. Donde haya no se podrán superar los 65 dB por la mañana y los 55 de noche (los bares, por ejemplo).

3: Sitios como centros comerciales. 70 y 65 decibelios.

4: Sitios recreativos y de espectáculos. 73 y 63 dB.

5: Industrias. 75 y 65 dB.

6: Autovías, aeropuertos... El decreto prohíbe construir casas a menos de 100 metros.

"Estoy perdiendo del oido"

El caso de Mariano Pérez es muy significativo para comprobar cómo el ruido puede afectar a la salud de las personas. Este agricultor de Miranda tiene la autopista Cartagena-Vera a escasos tres metros de su dormitorio: «Es inaguantable -asegura-. Llevo así más de dos años y ya estoy perdiendo el oído».

Mariano explica que los peores momentos son «entre las 6.00 y las 9.30 horas de la mañana y de 19.00 a 21.00 de la noche», aunque matiza que «si encima hay viento de Levante, el ruido se hace insoportable durante las 24 horas del día».

Mariano, quien dice que al menos a su mujer no le está afectando tanto como a él, reconoce que para dormir tiene que usar unos tapones en los oídos. «A esto no se acostumbra uno nunca. Yo ya no tengo que madrugar y cuando sopla el viento de Levante, hay que meter la cabeza debajo de la almohada». Mariano Pérez sigue esperando una compensación del Ministerio de Fomento para poder irse de su casa a un lugar más silencioso.

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