La campaña de Hillary Clinton ha perdido un peso pesado. Geraldine Ferraro, que ostenta el mérito de ser la única mujer candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, ha renunciado debido a la presión mediática, después de asegurar que si Obama "fuera un hombre blanco no habría llegado a donde está; si fuera mujer, blanca o negra, tampoco".

Sus palabras la convirtieron en el blanco de todas las críticas por lo que Hillary, pese a mantenerla en el cargo, ha tenido que salir al paso para declarar que "repudia" las declaraciones de Ferraro y pedir disculpas. Poco ayudó su polémica colaboradora que, cuando quiso defenderse, declaró que ella también podía decir que a ella le atacaban "por ser blanca".

Obama, por su parte, tildó los comentarios de "ridículos" y consideró que "la idea de que es una gran ventaja para mí ser un afroamericano de nombre Barack Obama que busca la presidencia" no es la idea que tiene el público en general.

Sin embargo, ha exculpado a la colaboradora de las acusaciones de racismo porque no cree que "ella haya tenido esa intención".