El test consiste en colocar unos sensores en la cabeza del explorado para analizar información autobiográfica o de interés para el caso, a través de las respuestas cerebrales a estímulos, ya que si el cerebro emite la onda P300 significa que ya ha visto antes las escenas que se le exponen.
La prueba, que según expertos tiene una fiabilidad de al menos 87%, se ha realizado en varias investigaciones judiciales en España, como por ejemplo a Miguel Carcaño, asesino de Marta del Castillo, así como en países como Estados Unidos y Japón.
Sin embargo, el juzgado considera que "la eficacia y grado de acierto" de dicha prueba no está comprobada, ya que se desconoce la tasa de error y tampoco existe unanimidad en la comunidad científica sobre ello, además de que se desconoce cuál puede ser la influencia de la edad o las enfermedades mentales en el resultado.
En su auto, el juez añade que, al basarse en el recuerdo de imágenes y la reacción ante ellas, en este caso se puede ver afectada su efectividad porque el investigado conoce muchos detalles de lo ocurrido a través del examen de las diligencias de investigación, a las que ha tenido acceso.
Ante esta petición, la defensa de J.M.G., que ejerce el abogado Benet Salellas, había criticado que la Fiscalía pidiera practicar pruebas sobre la mente de su cliente "cuando no dispone ni de un solo indicio para dirigir el procedimiento contra él", ya que fue puesto en libertad en diciembre por la Audiencia de Girona.
Salellas ya advirtió de que la metodología no es científica ni propia del sistema de investigación español y lo ha tachado de "extravagancia procesal", y que además J.M.G. todavía no ha declarado ante la justicia y padece una patología mental diagnosticada.
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