Elvira Sastre: "El talento explota cuando uno es joven"

La escritora Elvira Sastre, muy conocida en redes sociales.
La escritora Elvira Sastre, muy conocida en redes sociales.
JORGE PARÍS
La escritora Elvira Sastre, muy conocida en redes sociales.

"Día uno sin ti: Te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer", escribía Elvira Sastre (Segovia, 1992) en su tercer libro de poemas Baluarte (Valparaíso Ediciones, 2014). En doce pildoritas del estilo de la anterior, la escritora describía lo que sucede cuando experimentamos una ruptura amorosa. Sastre quería seguir tirando del hilo de ese pequeño ovillo y tejer una manta que tuviese forma de narración. De ahí nació su primera novela, Días sin ti (Seix Barral), que ha resultado ganadora del Premio Biblioteca Breve de Novela 2019.

Ha dicho que escribe poesía cuando lo siente. Es obvio que la narrativa requiere una disciplina. ¿Cómo fue enfrentarse a ello?

Al final ha sido fruto de esa constancia, de no dejarlo, de ser tenaz con la disciplina que te requiere una novela, porque se suelen escribir en largas temporadas. Yo, cuando empiezo un trabajo, soy muy incisiva, no me gusta dejar nada sin acabar. En ese sentido, lo tenía en la mente todo el día y, así, fue saliendo poco a poco.

¿Cómo se sintió cuando supo que había recibido el premio?

Muy feliz y muy agradecida, porque me parece un reconocimiento muy importante. También, quieras o no, da cierto vértigo saber estar a la altura. Pero estoy muy contenta porque es verdad que no es fácil que premien a un talento joven, que le den un reconocimiento a una persona de mi edad. Aunque ellos, obviamente, no lo sabían de antes, al final es lo que ha resultado y es de agradecer que te den esta oportunidad.

¿Cree que las personas jóvenes tienen menos espacio?

Creo que estamos infravalorados en general. Tanto para bien como para mal, la juventud es algo que siempre destaca y ojalá fuera siempre para bien. Al final, el talento explota cuando uno es adolescente, cuando uno es joven, cuando uno va creciendo. Yo, por lo menos, lo veo en la gente de mi alrededor. Entonces, si nos pusieran las cosas más fáciles, seguramente habría muchísima más gente en este país que se podría dedicar a lo que le gusta.

Gael, el protagonista de la novela, dice: "Uno tiene que vivir muchas veces una misma cosa para poder aprenderla y experimentarla en su totalidad". ¿Con la primera novela ocurre lo mismo?

Puedes ser. Al final, este libro ha sido una experiencia. Me he atrevido a hacerlo pero, al principio, como aprendizaje. No escribo nunca creyendo que lo sé todo, porque me parecería un error bastante peligroso. Siempre se puede mejorar y eso es lo que busco en cada libro. Contar las mismas cosas

y lo mismo que me pasa, pero cada vez mejor.

¿Cómo se siente con respecto a sus trabajos anteriores?

No tienen nada que ver. Es verdad que al ser una novela genera más interés y es más llamativo; porque la poesía, por desgracia, parece más minoritaria. Estoy casi como si fuera el primer libro. Es como una ilusión primeriza muy bonita.

Lleva escribiendo bastante tiempo, pero la novela la sitúa en la categoría de "escritora de verdad". ¿Eso no es peyorativo para la poesía?

Desde luego es bastante peyorativo. Yo llevo ya cinco libros de poesía. Eso me ha dado una base importante y la novela es el primero de otro género, pero ya estoy en contacto con los libros, ya sé un poco lo que es esto. Si la novela sirve para que la gente me descubra y de ahí enlace con la poesía, sería una noticia estupenda.

Su abuela no fue maestra de la República, como Dora, la protagonista, pero tiene cosas de ella.

Sí, tiene partes. Sobre todo en esa manera de hablar y en esa ternura. Tiene mucho de mi abuela en el amor incondicional que tiene al abuelo. ¿Por qué quería emplear la perspectiva de una mujer mayor?

Me llama la atención el mundo de los ancianos y de los abuelos. Es una de las cosas que más me emocionan y que más respeto me merecen. Son unas personas un poco olvidadas y hay que poner el foco allí también, no tanto en la época adulta. También es importante escuchar a un joven junto a un anciano, sobre todo si son nieto y abuelo. Creo que es justo darle un papel protagonista a Dora y que sea el eje de la historia.

En la novela menciona algunos aspectos sobre la vida de las maestras durante la República. ¿Cree que es importante recordar ese período?

Creo que es un período en el que la educación en este país fue una maravilla. Se enseñaba de otra manera y se buscaba un conocimiento más allá del que había en los libros de texto. Obviamente no la he vivido pero, por lo que he estudiado y lo que me he documentado, fue una época muy buena para la educación. Es una pena que eso se acabara tan abruptamente y ojalá volvamos a verlo.

Entrelaza dos historias de amor, la pasada y la actual. ¿Qué las une?

Al final tienen algo en común: las emociones y los sentimientos que son universales en todas las generaciones y épocas de la historia. En ese sentido, ella intenta dejarle esas claves para que, cuando tenga que afrontar una ausencia física o sentimental, sepa superarlo de la mejor manera. Él va recordando esas cosas que tiene dentro, porque las ha escuchado de su abuela, y las aplica inconscientemente.

Gael recuerda las enseñanzas de su abuela para tomar decisiones en el día a día. ¿A qué o a quién acude usted?

Aparte de escuchar a mis padres, a mis abuelos, a mi hermana, a mi familia en general y a mis amigos, los que siempre me han enseñado cosas son los libros. El otro día lo hablaba con mi abuela, precisamente: uno cuando lee un libro es cuando más aprende, porque está viviendo la vida de sus personajes y compartiendo sus aprendizajes.

¿Qué lecturas le ayudaron a escribirlo?

Leí mucha narrativa francesa, porque hay muchos libros que tienen un estilo costumbrista y sencillo pero muy bonito. Hay uno que me marcó y me sigue marcando: La delicadeza, de David Foenkinos. Cuando lo leí, pensé: "Me gustaría escribir algo así".

En sus textos suele tratar la pérdida amorosa. Teniendo en cuenta que este viernes es 8-M, ¿en qué ayuda el feminismo a la hora de superar esas situaciones?

El feminismo engloba todo: un amor propio muy abandonado y también un amor externo, de los demás hacia las mujeres, todavía más abandonado. Todos los principios del feminismo son positivos, no solamente para las mujeres, sino para la sociedad en general. Nos da un poder y una conciencia que nos permiten abrir los ojos, para luego llevar todo eso a la  práctica: ponernos en valor, querernos más, saber que somos capaces de luchar por nuestra cuenta. En una época de división y de confrontación total, el feminismo está consiguiendo crear una sensación de unión y deberíamos prestarle más atención a esa realidad.

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