El capitán del Ejército británico, Bernie Bambury, nunca pensó que un paseo en trineo le iba a salir tan caro.
Este oficial de 32 años sirvió seis meses en Irak sin un rasguño, y al volver, practicando skeleton en la estación invernal de San Moritz (Suiza), sufrió un grave accidente que casi le hace perder la pierna.
Después de nueve intervenciones quirúrgicas, los médicos lograron recuperar la extremidad, eso sí, no aseguraban a Bambury una movilidad total.
Esta circunstancia le podía retirar del servicio activo, y en un acto que se podría calificar de auténtica locura, pidió que le amputaran la pierna dañada.
"Es la forma más rápida y segura de volver a reincorporarme al Ejército", manifestó Bambury, que en estos momentos está esperando una prótesis de última generación que están fabricando en un hospital militar de Epson (Inglaterra), según publica The Sun.
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