Fátima Casaseca indaga sobre la amistad entre mujeres en su segunda novela

  • 'Afectos secundarios' (Espasa, 2019) es un libro a cuatro voces, cómico y desenfadado.
  • Esta obra llega después de 'Una mamá española en Alemania' (2013) y 'Nadie se muere de esto' (2016).
La escritora Fátima Casaseca, licenciada en filosofía y teología protestante.
La escritora Fátima Casaseca, licenciada en filosofía y teología protestante.
ESPASA
La escritora Fátima Casaseca, licenciada en filosofía y teología protestante.

"¿Qué es lo contrario de prejuicios?", pregunta Fátima Casaseca (Madrid, 1981) en un intento de definir su nueva novela, Afectos secundarios (Espasa, 2019), con una sola palabra. "Humanidad, empatía", se responde. Esa capacidad que tienen algunos seres humanos desconocidos de dejar a un lado sus desavenencias y tenderse la mano, sin esperar algo de vuelta. Esa habilidad —que podría ser una de las más extrañas y hermosas de nuestra especie— es la rama que mantiene unidas las páginas de su libro.

Después de su primera novela Nadie se muere de esto (Debolsillo, 2016), y de un libro anterior —Una mamá española en Alemania (Planeta, 2013)— que recopilaba las publicaciones de su ya extinto blog, Afectos secundarios nace como una historia de amistad entre personas desconocidas; y, más en concreto, de amistad entre mujeres desconocidas. "Mi intención era ver cómo personas que no tienen nada que ver, y que incluso se desprecian, de repente se ven unidas por un acontecimiento —cuenta la escritora—. De ahí surge una relación en la que van cayendo los prejuicios".

Sonia, Alicia, Lola y Begoña, cuatro mujeres que se parecen entre sí lo mismo que un lápiz y una rueda, coinciden en una clínica abortiva de Madrid. Sonia es prostituta y tiene muchas dificultades, pero huye a toda costa de la posición de víctima. Alicia es una veinteañera en crisis que se ha quedado sin amigos. Lola, una feminista cultivada un tanto condescendiente. Begoña, por su parte, es una camarera de piso humilde y convencional que ha cometido el peor error de su vida. Después de su encuentro en la clínica, ninguna de ellas espera volver a ver a las otras, pero un cadáver se cruza en sus caminos y las obliga a actuar en conjunto.

Dice la escritora que andaba buscando un contexto así: íntimo y molesto como esa clínica. "No sería lo mismo en una parada de autobús, cuando estás contento o no tienes problemas", explica. Un día, mientras veía un capítulo de House of Cards, le vino la idea: Claire Underwood, la esposa del candidato a la presidencia de EE UU y protagonista de la serie, intenta ocultar un aborto (a pesar de que no se siente arrepentida), para no perjudicar la campaña de su marido. Así, con el elemento del aborto, optó por cuatro protagonistas femeninas. Sin embargo, la autora subraya que ese no es el tema principal del libro: "No quise darle más bola a propósito. Lo han hecho, vale, y ya está".

“Hay una cosa que me llama mucho la atención cuando se trata el aborto: o se habla de las mujeres que están traumatizadas (que se arrepienten muchisímo y que no hacen más que pensar en aquel bebé que no han tenido) o se habla de las activistas que lo cuentan con desparpapajo y contribuyen a visibilizarlo”, dice. Casaseca recuerda que, en medio de esos dos puntos, hay todo un espectro gris. En él, seguramente, se sitúan las mujeres de su novela. “Se trata de algo íntimo, muy personal, una decisión que nadie puede tomar por ti, porque concierne a tu vida y, sobre todo, a tu propio cuerpo”.

Cuatro personajes unidos por una situación considerada tabú. En ese sentido, Afectos secundarios tiene mucha relación con un libro del escritor británico Nick Hornby: En picado. En él, cuatro personas se reúnen en un edificio conocido como la torre de los suicidios para quitarse la vida el día de Noche Vieja. La autora dice que la lectura de En picado es una de las mayores influencias en su nueva novela. Tanto en la obra de Casaseca como en la de Hornby, se trata de cuatro personas unidas por la sensación de vacío.

"Yo creo que un punto en común entre ellas es la soledad —detalla Casaseca—. Están en un momento en el que se sienten muy abandonadas. Alicia, por ejemplo, se da cuenta de que no puede hablar con sus amigos (porque están todos metidos en una espiral de autodestrucción); ni con sus padres, por supuesto. Luego, la prostituta se ha quedado sin su mejor amiga. La feminista está con un tío al que no quiere desde hace un montón, pero está dentro de en una dinámica que no le permite tomar la decisión de dejarlo; además, su mejor amiga acaba de tener un bebé. Begoña también está muy mal”.

A la pregunta de si cree que el público recibirá su novela como feminista, Casaseca responde cuestionándolo: "¿En qué es feminista? ¿En que trata de mujeres".

Casaseca se considera parte del movimiento feminista, pero no quiere que encasillen su literatura de forma automática. "En esta novela, las mujeres no son seres de luz maravillosos ba los que los hombres oprimen. Ahora mismo no me quiero subir a ese tren. Me parece que hay demasiada gente aprovechándose de él. Y me da mucha rabia", reconoce. "A veces digo: ‘Nos están robando el feminismo, lo están utilizando’".

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