Fiscal plantea siete meses de cárcel para el conductor que atropelló a un peatón al que no auxilió y murió

  • SANTANDER, 5 (EUROPA PRESS)

La fiscal ha planteado como alternativa a la pena de un año de cárcel inicialmente solicitada para el conductor que atropelló mortalmente a un peatón al que no auxilió que se tenga en cuenta la atenuante por confesión y sea condenado a siete meses de prisión.

Así lo ha expuesto la representante del Ministerio Público este martes en la segunda sesión del juicio contra el acusado de un delito de omisión del deber del socorro, jornada en la que la acusación particular -ejercida por la familia de la víctima- también ha modificado sus conclusiones y ha rebajado de tres años y medio a 18 meses la prisión interesada por lo que considera un accidente "por imprudencia" del peatón, que cruzó la carretera por un lugar no autorizado.

Por su parte, la defensa ha mantenido la inocencia de su representando y ha insistido en su libre absolución. Ha planteado asimismo la eximente por miedo insuperable de su cliente, que abandonó el lugar -aunque llamó a su jefe para que avisara a una ambulancia y regresó después con él- y, subsidiariamente, la atenuante por confesión.

Las tres partes han expuesto sus conclusiones en la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria tras la declaración del automovilista y los testigos ante el jurado encargado de juzgarle y que este miércoles deberá emitir su veredicto e indicar si es culpable o inocente.

CONCLUSIONES

La fiscal ha valorado el hecho de que el implicado regresara y permaneciera en el lugar del accidente, que tuvo lugar en noviembre de 2015 en la CA-651 de La Cavada a Entrambasaguas, a la altura de Navajeda, aunque fuera a través de un tercero, ya que volvió con su jefe, que también es el padre de su novia.

Sin embargo, rechaza la eximente del miedo insuperable que ha planteado la defensa, pues aunque el implicado declaró que estaba en un estado de "pánico" y "bloqueado" eso no le impidió telefonear a su jefe y conducir hasta su lugar de trabajo, a unos minutos del punto del siniestro.

Tras recordar que el Tribunal Supremo exime del delito de omisión del deber del socorro cuando la persona ha fallecido o si tiene lesiones leves, la fiscal ha considerado que en este caso el conductor, que tras sentir una "explosión" en su ventanilla vio por el retrovisor al peatón -de 63 años- sobre la calzada, tenía que ser consciente de que el golpe le había causado heridas "importantísimas", hasta el punto de que aunque estaba vivo tras el golpe falleció en el traslado en ambulancia al Hospital Valdecilla.

La acusación particular, que representa a la viuda e hijo del fallecido, considera igualmente "raro" que el conductor alegase pánico pero siguiese al volante y llamase por teléfono, y ha censurado su "insolidaridad" con el peatón tras un atropello "muy grave", ya que no se quedó para auxiliarle ni tenía "ningún tipo de intención de volver" al lugar, al que regresó "a la fuerza", por su jefe.

Después de evidenciar como normal que estuviese "nervioso" ante un suceso así, este abogado no entiende que hubiera confesión alguna. Y se ha referido también al caso de 'Farruquito', que atropelló a un hombre en un semáforo y se dio a la fuga, para incidir en que el único supuesto en el que el culpable de un accidente puede abandonar el lugar y eximirle de culpa es cuando se cerciora de que facultativos o sanitarios asisten a la víctima.

En este supuesto, acudieron a atender al peatón las personas que se encontraban en el bar del que acababa de salir, entre ellas la camarera, que tenía conocimientos de enfermería.

Estos testigos han coincidido en que tras el atropello el hombre estaba vivo y consciente. Han detallado que se quejaba de que se "ahogaba" por lo que, mientras trataban de tranquilizarle -estaba "muy nervioso" y decía "me han atropellado" y que "notaba que se estaba muriendo"-, le pusieron de lado y taparon con mantas y cojines pues en ese momento empezaba a llover.

La defensa considera sin embargo que no ha quedado acreditado la omisión del deber del socorro, ya que su patrocinado no dejó a la víctima "desamparada", pues al percatarse de lo ocurrido avisó a su jefe para que llamara a una ambulancia.

Y aunque ha admitido que lo correcto desde el punto de vista humano, moral y jurídico hubiese sido quedarse en el lugar, ha achacado su reacción al "nerviosismo", estado en el que estaba una hora después de lo ocurrido, como han corroborado los agentes de la Guardia Civil que le tomaron declaración.

En este punto, la abogada ha remarcado que a su jefe le costó "entender" lo que le trataba de explicarle cuando le llamó, como el propio testigo ha explicado al ser interrogado, cuando ha expresado que le telefoneó "con voz entrecortada" e incluso "llorando" para decirle que alguien se le "había tirado al coche". "Era imposible entender lo que decía", ha expresado el también suegro del procesado.

Ha indicado que aunque dijo a su empleado y yerno que se quedase en el lugar, se presentó en el trabajo a los dos o tres minutos, y ha agregado que al cabo de unos cinco minutos volvieron ambos al lugar del accidente, extremo este último que ha corroborado uno de los clientes del bar, en tanto que la camarera ha señalado que tardó en volver unos 20 minutos.

Estas contradicciones han sido puestas de manifiesto por la defensa, que también ha advertido de que los se arrogan el ser la primera persona en llegar y atender a la víctima.

Al hilo de esto, la fiscal ha precisado que aunque la encargada del establecimiento indicó que vio un coche blanco unos metros más adelante y después del accidente el vehículo del acusado no era de ese color.

Asimismo, esta parte ha cuestionado que el jefe del chico escuchara decir que un "joven se había dado a la fuga" cuando nadie de los presentes había visto al autor del atropello, que de regreso al éste.

Este testigo ha declarado que al llegar al lugar del siniestro el peatón, que estaba siendo atendido por "tres señoras", respiraba, aunque tenía los ojos cerrados y no hablaba, mientras que había "doce o catorce" personas más como "espectadores", algo que le "da rabia" y ante lo que siente "impotencia" en situaciones de este tipo.

Por eso, este hombre -ha dicho- se puso a marcar con cinta de carrocero el lugar donde estaba la víctima, una vez que se la llevaron los efectivos sanitarios y antes de que llegaran los de Tráfico.

Sin embargo, la empleada del bar ha dicho que el jefe y suegro del conductor estaba retirando cristales de la calzada y le dio la sensación de que trataba de "quitar pruebas", al tiempo que ha tachado su actitud de "desagradable".

También ha agregado que además de atender a la víctima se encargó de parar el tráfico, aunque vio un coche "en la lejanía" a una velocidad "superior" a la permitida en ese tramo, limitado a 50 kilómetros por hora.

El juicio concluirá este miércoles con el veredicto del jurado y quedará visto para sentencia.

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