Bernardo Romero, de 52 años y profesor de Historia del Instituto Fuente Juncal de Aljaraque, es conocido en Huelva por las facetas que motivaron sus dos blogs. Uno está dedicado a los artículos que ocupan la última página del periódico El Mundo Huelva Noticias, 'Bernardo en su mundo', y el otro, Bernardo en su cocina, es un recetario con el contenido de su última obra culinaria, 'Huelva en su salsa'. Ambos son espacios escritos con un mismo estilo, reflejo fiel de la personalidad de su autor: sentido del humor y frescura.

¿Cuando y por qué creó los dos blogs?

En uno escribo por la mañana y el otro por la tarde. El primero es de junio de 2007. Lo creé para meter los artículos de El Mundo, porque en internet no se podían leer y tengo muchos familiares y amigos de fuera que me pedían que se los mandara y así ya no me dan la lata. El otro lo cree un poco antes de que publicar el libro. Me dio la idea un amigo y me gusta más el diseño de éste. Hay recetas, opiniones y comentarios y la verdad es que estoy sorprendido por cuánta gente los visitas. El hecho de poner la dirección del blog al final de mis artículos ha hecho mucho. Antes ponía el mail, pero el blog es mejor.

 ¿Qué cree que aporta de original un blog con respecto a otros modos de expresión?

Yo lo entiendo como una cosa más personal, que haces para quienes te conocen. Otra cosa es que se meta otra persona, que también me parece muy bien, pero la finalidad es ésa. Por ejemplo, el regalo de Reyes que le hice a mi novia fue una foto de cuando estuvimos en Roma con un comentario muy tierno en el blog y le encantó. Las amigas le llamaron diciéndole que qué novio tenía y que esos detalles no los tenían con ellas.

¿A qué saben y huelen sus blogs?

A aromas de Huelva, porque son recetas de la tierra y el de los artículos también, porque es sobre cosas de aquí. Tienen esa manera mía de escribir directo, hablando de tú a tú, sin andarme por las ramas y por eso gusta y soy leído desde hace mucho tiempo. La gente me dice que algunas veces están de acuerdo con lo que escribo y otras no, pero todos me dicen que sí le gustan mi manera de decir las cosas. Tanto en uno como en otro blog tengo el mismo estilo, porque uno no se puede desembarazar tan fácilmente de eso.

¿Visita blogs de otras personas?

Sí, los de amigos como Andrés Marín, 'ya pueden llover croquetas', que es de una amiga suya, el de José Antonio Gómez Marín... y buscando cualquier cosa en internet te encuentras el de un inglés o australiano con todos su datos y toda su vida y los veo. El blog es una manera de dejar la pintada en la calle o en el servicio, pero más limpia. El hecho de poder comunicarse, el dejar algo para que alguien lo lea. Nunca el hombre ha tenido tanta capacidad para almacenar información y nunca ha estado más solo. La ciudad genera procesos de soledad y Huelva ha empezado a ser ciudad cuando ha generado soledades. Antes era más un pueblo, más cercano y hablabas con todos por la calle.

¿Cuándo está un artículo en su punto?

Si te digo como escribo me echan del periódico. Me pongo a escribir y en 40 minutos tengo hecha la página. No me gusta corregirle cosas porque pierde la frescura, esa relación de tú a tú, como hablando. Además, la imperfección es hermosa. Prefiero la escultura romana a la griega, con el Policleto midiendo cabezas y buscando el ideal. Los romanos, si la persona tenía un lunar lo ponía en la escultura. Me gusta la imperfección.

Y eso trasladado a la cocina...

Me hacen comentarios como que por qué no pongo cantidades, sino un 'chorreón'. Y yo digo es que es precisamente eso, 'un chorreón'. Decir 24 centílitros de aceite es una estupidez, una barbaridad. En la cocina no tiene porque salir todo siempre igual y cada uno le pone lo suyo a su gusto, con más o menos sal o lo que sea. La cocina tiene que tener su imperfección. No te pueden salir todos los cocidos igual. ¡Qué tristeza entonces!

¿Cuál es su magdalena de Proust?

Yo soy una persona muy abierta, la comida la hago según lo que hay en el mercado y escribo según lo que veo en la calle. No tengo reglas en la vida ni nunca he tenido una agenda, soy hippie. La cocina son recuerdos y tengo aromas en el subconsciente de los sitios que he conocido de pequeño en Valverde. Me acuerdo mucho de mi madre cuando cocino y de lo que me decía. Pero también me ocurre a la contra, trato de recordar momentos hermosos y así surgen las ganas de cocinar algo especial. Tengo ensaladas y maneras de hacer el pescado que aprendí de cuando estuve muy feliz con mi novia en Roma y eso me sirve para evocar recetas.

El libro y el blog de cocina contienen un recetario, pero también cuentan con historias y comentarios.

Así es. Hay alguna receta que ocupa una página y la mayor parte son historias y la elaboración dos líneas. Una amiga me dijo que le encantó el libro porque, aunque pueda parecer absurdo, se lo está leyendo como una novela y está buscando las historias en él.

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